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Actualizado: 18 de septiembre de 2024


Al pie de la tarjeta decía: «Se jugará al bridge.» ¡Qué prácticos son estos ingleses! ¡Cuánto mal rato y cuánto aburrimiento se me evitaban con este sencillo agregado: «Se jugará al bridge»! Naturalmente, me excusé... por cualquier motivo, pues ya no me atrevía a confesar que ignoraba el jueguito de moda... Fui al club, a encontrarme con mis amigos.

La voz era profunda, particularmente al terminar los períodos: al principiarlos, más gangosa que profunda. Los rostros de los feligreses expresaban aburrimiento resignado. Las mujeres, sentadas en el suelo, miraban cara a cara al cura con ojos distraídos. Los hombres de la puerta bostezaban, abriendo la boca hasta descoyuntarse las mandíbulas.

Decía que la luz de Madrid le alborotaba la sangre y la impulsaba a cometer barbaridades. «Con el marido que Dios me dió esto se lo yo mismo, años después , la menor barbaridad, viviendo en Madrid, hubiera sido el adulterio. Aquí distraigo el aburrimiento murmurando y sacando tiras de pellejo.

Las amistades falsas, gastadas hasta hacerse insoportables durante el común aburrimiento de un invierno sin fin, ahora se renovaban; los que volvían encontraban gracia y talento en los que habían quedado y viceversa; todos reían los chistes y las picardías de todos.

Se ha notado que el aburrimiento era un remedio infalible para los convalecientes. Las señoritas Sita y Vera atraviesan con viveza la ciudad doliente y se presentan en un saloncito lleno de jóvenes y viejas damas, que esperan la apertura del curso. Están vestidas de enfermeras.

Estaba tan desengañada, vivía enmedio de un aburrimiento tan plomizo, de una indiferencia tan soñolienta, que así que vio a su padre colérico, después de haberla suplicado con vivas instancias, se dejó arrancar el . Decían todos que aquel matrimonio era la salvación de la familia. No se metió a averiguar si era verdad o pura ilusión.

Entonces, por curiosidad, por diversión, por aburrimiento, por encontrar en las tenebrosidades del misterio algo desconocido que se resolviese en placer y en dinero, se hizo hombre político. Garibaldi le inició en las logias de Milán, y Prim le introdujo en Inglaterra, en el complot que grandes traidores urdían contra el trono de España...

Sin hacer caso de las quejas de su madre sobre la inferioridad de la posición, la escasez del sueldo y la tristeza del país, «un agujero en el que se iban a morir de aburrimientoJulieta la calmó dulcemente como a un niño, más aún por sus caricias que por sus palabras, y la buena señora acabó por declarar que estaba pronta, por su hija, a todos los sacrificios.

Muchos domingos el tiempo nos fastidiaba; comenzaba a llover de una manera desastrosa, y mi madre no me dejaba salir. Le acompañaba a Aguirreche, comíamos en casa de mi abuela y pasábamos la tarde allí. ¡Qué aburrimiento! Se formaba una tertulia de señoras respetables, entre las que había dos o tres viudas de capitanes y pilotos, y al anochecer se tomaba chocolate.

Así que se presentaba este síntoma de aburrimiento, la enfermedad se declaraba en él con tal violencia que no se pasaron tres minutos sin que se alzase bruscamente de la mecedora y les dijese adiós. Cuando Gustavo montaba sobre uno de estos asnos no se hartaba nunca de hacerle correr.

Palabra del Dia

jediael

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