United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se me habrán perdido...; que yo tenía los veintiuno esta mañana.... No puede ser: yo te di dos reales en plata. Es que ... los cambié en la plaza.... ¿Qué ha hecho tu madre esta mañana? pregunta rápido el Tuerto al mayor de sus hijos, cogiéndole por un brazo. El chiquitín tiembla de miedo, mira alternativamente á su padre y á su madre, y calla. ¡Habla pronto! dice el primero.

Otras veces entraban los demonios con mucho tropel y ruido y cogiéndole por los pies le sacaban arrastrando por el dormitorio hasta el claustro; unos le daban golpes y bofetadas, otros le pisaban el vientre y la cabeza, otros le arañaban el rostro y tiraban a sacarle los ojos; pero invocando los nombres Jesús, María y José, se iban y lo dejaban." Diversión económica

Ahora echaba miradas torvas al grupo contestando distraídamente al conde de Cotorraso, que desde hacía algún tiempo le mostraba una terrorífica predilección cogiéndole de la solapa dondequiera que le hallaba para explicarle su nuevo método de destilación del aceite. Con su lujosa casaca y peluca blanca de caballero del siglo pasado, el joven concejal no había ganado en dignidad. Parecía un lacayo.

Tirso, entonces, llegó hasta la butaca y abrazó a su padre, quien, cogiéndole la cabeza entre las manos y oprimiéndosela contra su pecho, permaneció unos instantes sin proferir palabra, presa de una emoción honda y callada. Hubo un momento de profundo silencio.

En esto, sin saber cómo, ni quien atrajo a quién, ni cuál fue el primero en sentarse, volvieron al sofá mueble en ciertos casos peligrosísimo , y sucedió que los brazos de Juan rodearon y ciñeron la cintura de Cristeta, las manos de ésta se le posaron a él amorosamente una en cada hombro, cogiéndole luego la cabeza entremedias, y por fin y remate, para que fuese más bello el grupo, Dios, que es supremo artista, dispuso que el rostro del amante viniese a caer y descansar, por segunda vez, encima del pecho de la amada.

Pero aquel condenado Ulmus sylvestris le entretuvo a la fuerza, cogiéndole una mano y apretándosela con bárbaros alardes de vigor muscular, para reírse con los chillidos de dolor que daba el pobre Rubinius vulgaris. «¡Qué asno eres! exclamaba este, retirando al fin su mano magullada, con los dedos pegados unos a otros . ¡Vaya unas gracias!.. Esto y contar porquerías es tu fuerte.

Miró sin pestañear a Fortunata, y cogiéndole una mano, le dijo con voz temblorosa: «Si usted me quiere querer, yo... la querré más que a mi vida». Fortunata le miró también a él, sorprendida. Le parecía imposible que el bicho raro se expresase así... Vio en sus ojos una lealtad y una honradez que la dejaron pasmada. Después reflexionó un instante, tratando de apoyarse en un juicio pesimista.

¡Ah pícaro! exclamó Nucha cogiéndole y sacándole afuera, a la luz del corral . ¡Te voy a desollar vivo, gran tunante! ¡Ya sabemos quién es el zorro que se come los huevos! Hoy te pongo el trasero en remojo, donde no lo veas. Agitábase y perneaba el ladrón en miniatura; Nucha sintió lástima, imaginándose que sollozaba con desconsuelo.

Una de las habilidades de don Gabriel fue hacer partijas con su hermana cogiéndole mañosamente casi toda su legítima, despojo a que asintió la pobre señora, absolutamente inepta en materia de negocios, hábil sólo para ahorrar el dinero que guardaba con sórdida avaricia, y que tuvo la imprudente niñería de ir poniendo en onzas de oro, de las más antiguas, de premio.

¡Ven, Isagani! ¡Alejémonos de esa casa, ven! decía en voz ronca Basilio cogiéndole del brazo. Isagani le apartaba dulcemente ¡y seguía mirando con la misma dolorosa sonrisa en los labios! ¡Por Dios, alejémonos! ¿Por qué alejarme? ¡Mañana ya no será ella! Había tanto dolor en aquellas palabras que Basilio se olvidó por un segundo de su terror. ¿Quieres morir? preguntó.