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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Juan Montiño había dado aquella bofetada. Don Bernardino la había recibido. Juan Montiño era el que había arrojado. Don Bernardino el que había caído. Este era el estruendo que había distraído de su chismografía política al alférez de la guardia española Ginés Saltillo y á sus oyentes. Montiño se había vuelto con suma tranquilidad á su bastidor.
Gravísimo añadió otro. Y á mí me parece lo más fastidioso del mundo dijo Mari Díaz ; ¿qué nos importa todo eso? Por mi parte me voy. Id con Dios, princesa, id con Dios dijo el alférez ; si no fuera por dejar con su curiosidad á estos señores, os acompañaría. Muchas gracias dijo la Mari Díaz alejándose. Allá va al primer bastidor dijo uno. A ponerse en guerra con la Dorotea.
Doña Rebeca seguía avanzando hacia la infeliz; le echaba encima su aliento fatigoso y le escupía en la cara los insultos. Te aborrezco, usurpadora, infame; que no puedes ver a mi hija porque es mejor nacida que tú, y más guapa y más rica.... Dió un manotazo furioso encima del bastidor, que rodó por el suelo. La débil madera del telar había gemido rota.
En cuanto á lo de venir, quizá no pueda porque está escondido dijo el alférez. Pues si está escondido, ¿quién le ha visto? Le vieron anoche en palacio. Creerían verle. Allá lo veremos; ¿pero qué esto? Lo que había motivado la pregunta del alférez, era un ruido particular, un alboroto que provenía del primer bastidor de la derecha del escenario. Todos corrieron allá.
¡Quita, quita, adulador! dijo ella riendo. Ve aflojando el bolsillo, mamá dijo Venturita. ¡Lo ves! La pata de gallo de siempre exclamó iracundo el joven, volviendo la cabeza hacia su hermana, mientras ésta se reía maliciosamente sin levantar la suya del bastidor. Mucho has trabajado dijo Gonzalo en voz baja, sentándose al lado de su novia.
En este extraño mundo, que se había vuelto para él un enigma indescifrable, hubiera podido, si hubiera tenido una naturaleza menos ardiente, sentarse frente a su bastidor y trabajar sin tregua, pensando en la realización de su propósito y de su tela, hasta olvidar el enigma y todo lo demás, excepto, las sensaciones del momento; pero el dinero había venido a dividir su trabajo en períodos, y no solamente aquel dinero aumentaba, sino que se quedaba con él.
Moreno comenzó a murmurar cosas extrañas, tan agitado y descompuesto que verdaderamente inspiraba lástima. Sus mejillas parecían de escarlata. Mario temió que le fuese a dar un ataque. Al fin vino a sacarle de aquel purgatorio su hermana Valeria llamándole para que fuese a arreglar un bastidor del teatro que se había caído.
Después que hubo saludado, Gonzalo fué a sentarse cerca de Pablito, y pasándole la mano familiarmente por encima del hombro, le dijo al oído: ¿Cuál es la que más te gusta? Y al inclinarse hacia su futuro cuñado, clavaba una mirada intensa en Venturita, que correspondió a ella con otra muy singular. Después ambos las convirtieron a Cecilia. Esta no había levantado la cabeza del bastidor.
Llovían escombros. Al volver la cabeza vió su castillo transformado. Acababan de robarle medio torreón. Las pizarras se esparcían en menudos fragmentos; los sillares se desmoronaban; el cuadro de piedra de un ventanal se mantenía suelto y en equilibrio como un bastidor. Los maderos viejos de la caperuza empezaron á arder como antorchas.
En hora buena. A las doce estaré en las casas derribadas de San Martín dijo don Bernardino, y salió. ¿Y dónde nos veremos nosotros, señor alférez? dijo Juan Montiño á Ginés Saltillo. ¿Sabéis á las gradas de San Felipe? -Sí. Pues á las once y media, en las gradas de San Felipe. Montiño saludó y se volvió al bastidor. Todavía estaba allí la señora Mari Díaz.
Palabra del Dia
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