United States or Mongolia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y así como Adriana misma, mientras hablaban y reían con ligera locuacidad sobre temas con frecuencia pueriles, soñaban interiormente sus cosas ideales; y como ella, también, vivían sin dejar transparentar el mundo de imágenes amorosas y de suaves ideas que las encantaban en la cotidiana meditación. Alguna vez, cuando atardecía, abrían los balcones, que daban sobre la Avenida Quintana.

Tienen opio; son muy agradables. Y encendió uno, siguiendo las espirales de humo con sus ojos verdosos, que adquirían al transparentar la luz un temblor de oro líquido. El torero, habituado al bravo tabaco de la Habana, chupaba con curiosidad este cigarrillo. Pura paja; un placer de señoras. Pero el extraño perfume esparcido por el humo pareció desvanecer lentamente su timidez.

Tenue claridad flotaba sobre la morada de pureza y de pasión, como si sus tapias encerrasen algún milagroso huerto de lirios. Nubes bajas, resquebrajadas como témpanos, cubrían el cielo, dejando transparentar esa temerosa luz cenicienta favorable a todos los ensalmos. Los gallos cantaban por momentos, como si comenzase la aurora. Un perro latió de modo lúgubre al pie de la muralla.

Y se alejó, guiando como niños á los dos ciegos, desesperados y hermosos, que erguían toda la cabeza por encima de la suya. Una leve presión de sus dedos podía aplastar este cuerpo de fanal, todo luz, sin otra materia que la precisa para transparentar y guardar la llama interior. ¡Adiós, lady! dijo el príncipe.

Pero sus ojos fríos eran incapaces de transparentar ninguna impresión. Avanzó Jaime ante la fragua con la mirada fija en el herrero, una mirada de reto que el otro pareció no comprender. Ni una palabra, ni un saludo.

Don Quijote necesitaba aquel horizonte, aquel suelo sin caminos, y que, sin embargo, todo él es camino; aquella tierra sin direcciones, pues por ella se va a todas partes, sin ir determinadamente a ninguna; tierras surcadas por las veredas del acaso, de la aventura, y donde todo cuanto pase ha de pareer cobra de la casualidad o de los genios de la fábula; necesitaba de aquel sol que derrite los sesos y hace a los cuerdos locos; aquel campo sin fin donde se levanta el polvo de imaginarias batallas, produciendo, al transparentar de la luz, visiones de ejércitos de gigantes, de torres, de castillos; necesitaba aquella escasez de ciudades que hace más rara y extraordinaria la presencia de un hombre o de un animal; necesitaba aquel silencio cuando hay calma, y aquel desaforado rugir de los vientos cuando hay tempestad; calma y ruido que son igualmente tristes y extienden su tristeza a todo lo que pasa, de modo que si se encuentra un ser humano en aquellas soledades, al punto se le tiene por un desgraciado, un afligido, un menesteroso, un agraviado que anda buscando quien le ampare contra los opresores y tiranos; necesitaba, repito, aquella total ausencia de obras humanas que representen el positivismo, el sentido práctico, cortapisas de la imaginación, que la detendrían en su insensato vuelo; necesitaba, en fin, que el hombre no pusiera en aquellos campos más muestras de su industria y de su ciencia que los patriarcales molinos de viento, a los cuales sólo el lenguaje faltaría para ser colosos, inquietos y furibundos, que desde lejos llaman y espantan al viajero con sus gestos amenazadores.

Vestía con lujo, y en su peinado se gastaban los polvos por almudes, y como no tenía malas carnes, a juzgar por lo que pregonaba el ancho escote y por lo que dejaban transparentar las gasas, todo su empeño consistía en lucir aquellas partes menos sensibles a la injuriosa acción del tiempo, para cuyo objeto tenía un arte maravilloso.