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"Y tanto se refleja en el libro la personalidad de su autor dice Alicia Moreau que al leerlo parece que surgiera de entre las páginas aquella su original silueta, sencilla y modesta sin afectación, el gesto sobrio y ameno, la mirada serena, la sonrisa de bondad finamente matizada de ironía; el autor está en su obra tanto como la obra en su autor, pues nunca un hombre fue más autorizado para hablar de moral a sus prójimos" .

Si la premura era grande, hacía descolgar un tapiz, negociar una joya o pagar ciertos gastos con las piezas de su innumerable vajilla, cuyos platos, fundidos en las minas de América, hacían fácilmente las veces de monedas enormes. El era, sin embargo, harto sobrio.

Además tenía la fea costumbre de servirse primero siempre y servirse lo mejor. No pocas veces le quedó sólo al paisano la salsa y algunas patatas del escaso guisado de carne que doña Mónica les ofrecía. Barragán era hombre sobrio y no se enfadaba demasiado por estas impertinencias. Solía vengarse de ellas en el queso, con harto sentimiento de aquella señora.

Sólo un pueblo sobrio y de vida dura como el español podía acometer la empresa de poblar un mundo con el que la gente aún era más sobria y había poco de comer o no había nada absolutamente. El peligro para el conquistador no fue la flecha del indio; fueron la soledad y las inmensas distancias, y sobre todo, fue el hambre.

Cornias era sobrio de palabras naturalmente, y en aquella ocasión fue hasta mezquino; pero como aún tenía el susto bien patente y lo visto por los pescadores no se veía a todas horas en un yacht como aquél, de vuelta de un paseo por la mar, la mezquindad de las respuestas agravaba el aspecto del asunto.

Va caminando de izquierda a derecha, de perfil, jinete en un caballo castaño, de patas blancas, sobrio de arreos y puesto en chaza o media corveta.

Pero, a Dios gracias, mi padre es sobrio. Es probable que vivirá mucho, y hay un hombre sentado junto al fuego, poco importa que esté chocho; no tiene por qué abandonar su puesto. La forma cuidadosa con que Priscila se pasaba la falda por la cabeza, sin despeinar sus bucles lisos, obligó a la señora a suspender su rápido examen de la vida humana.

Y como se hubiesen manifestado dudas, no exentas de curiosidad, había declarado que la temperancia de Fortunato dejaba que desear. No hacía falta más para que se esparciese el rumor de que aquel perfecto caballero, que parecía tan sobrio y arreglado, bebía y volvía á su casa en situación de necesitar, para subir la escalera, la intervención de su criado y de su portero.

En resumen: el Patio del Colegio del Arzobispo, por su esbeltez general, por lo fino y sobrio de su ornamentación, y por lo correcto y puro de sus menores detalles, es un verdadero prodigio de arquitectura y escultura, y merecería el metafórico dictado de «obra ática del estilo plateresco», si pudiese hablarse de este modo.

Aquel es un pueblo sobrio y frugal, y sinembargo el gusto de los hosteleros consiste en aglomerar montones de platos, sin orden ni discernimiento, como si solo se tratara de hartar al huésped ó viajero. De ahí resulta muchas veces el efecto contrario, porque muchos platos no son sino ediciones distintas del primero que entra en la escena gastronómica.