Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de mayo de 2025
Reprobaba mucho el juego interesado, bailaba con los hombres con sumo entusiasmo, era en extremo sobrio, extravagante en su vestido y sus movimientos, y en sus buenos ratos leía los salmos con unción y aprobaba mucho diversiones tales como el baile y el canto.
El marino, bajo el peso de su fracaso y de las extraordinarias libaciones, se sumió en un mutismo enfurruñado. En el barrio de Chiaia se separaron. Ferragut, al quedar solo, sintió con más fuerza los efectos de la embriaguez que le dominaba, una embriaguez de sobrio, con la sorpresa fulminante de la novedad. Por un momento tuvo la mala idea de ir á su buque.
También asisten a las carreras dos miembros de nuestro flamante gobierno, en representación, según me dicen, del excelentísimo señor Presidente de la República, hombre poco dado a lo ostentatorio de los grandes festivales, sobrio en sus costumbres, un tanto cartujas.
Rubín era agudo, ágil, guerrillero de la discusión; el otro dominaba el asunto y era firme y sobrio de palabras, seguro en la dialéctica. No pararon aquí las cosas. Rubín, lleno de despecho, resobaba sus libritos de a treinta céntimos para buscar armas contra la Iglesia. Apenas las esgrimía, Pedernero le reventaba. Su argumentación era la maza de Fraga.
Aquí, en estos talleres, estaban la riqueza y la honra de Valencia; aquí trabajaban los velluters, aquella gente que por su tonillo docto era el prototipo de la pedantería, pero que resultaba respetable por ser la fiel guardadora de las costumbres tradicionales, la sostenedora de ese carácter valenciano, sobrio, alegre y dicharachero, que casi ha desaparecido. ¡Qué hombres aquéllos!
Si por señas se queja del estómago o del vientre, que le muge como si tuviera allí, no una borrega, sino dos o tres becerras, doña Inés exclama: Si te lo tengo dicho mil y mil veces: siempre has sido un glotón de siete suelas; pero ya, hijo mío, no estás para eso. Tus fuerzas digestivas son muy pocas. Menester es que te moderes y que seas sobrio si no quieres reventar el día menos pensado.
Quería algo contra aquel frío que se le había metido en los huesos. Y él, tan sobrio, bebió uno tras otro dos vasos de aguardiente, que cayeron como olas de fuego en su estómago desfallecido. Su cara se coloreó, adquiriendo después una palidez cadavérica; sus ojos se vetearon de sangre. Se mostró con los carreteros que le compadecían expresivo y confiado; casi como un ser feliz.
Recuerdo que vi a ese joven volviendo de la iglesia con ella y con Marner. Pues bien; es muy sobrio y laborioso dijo Nancy, tratando de encarar las cosas del modo más favorable que era posible. Godfrey volvió a caer en sus reflexiones. En seguida miró a Nancy con tristeza y dijo: Es una joven muy graciosa y bonita, ¿no es verdad, Nancy?
Era un mozo que andaría con los treinta años, no muy corpulento, pero de recia complexión; de pelo y barba cortos, negros y fuertes; de mirada firme, pero sin dureza; agradable de cara y de voz; muy sobrio de palabras; limpio, holgado y modesto de traje, y natural de un pueblo de los ribereños del Nansa. Esto fue todo lo que de él supe en aquella ocasión.
Aquellos días fueron una segunda vida para la desdichada mártir, porque se regeneró materialmente, adquiriendo lozanía, frescura y vigor: sus ojos, acostumbrados á la obscuridad de cuatro paredes, recorrían ya un largo horizonte: sus pasos la llevaban á grandes distancias: su voz era escuchada por amigas joviales y francas, por jóvenes sencillos, por viejos cariñosos; su alegría era comprendida y compartida por otros; sus inocentes deseos satisfechos; conocía la amistad, la vida familiar, la confianza; gozaba de un cielo hermoso, de un aire puro, de un bienestar sobrio y tranquilo, de felices y no monótonos días, de sosegadas y apacibles noches.
Palabra del Dia
Otros Mirando