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Por la noche regresaba Relimpio a Madrid y a su casa; dormía como un santo y soñaba que era pájaro y que cantaba posadito en la rama de un árbol. También Riquín era pájaro y revoloteaba dando sus primeros pasos por el mundo aéreo. Isidora era una avecilla melancólica. Todos cantaban; pero D. José era el que cantaba más y el que a la rama más alta subía.

En el tejado de la ermita revoloteaba una nube de gorriones; en la falda de la montaña pastaba un rebaño de ovejas de rojizos vellones, las cuales, al encontrar entre los peñascos alguna brizna de hierba, se llamaban con melancólico balido.

Y en verdad que le cuadraba admirablemente el nombre; porque la niña revoloteaba sin cesar dentro de él, moviendo los muebles y trasladando los objetos de un sitio a otro, tan inquieta y nerviosa como un pájaro. Para que la semejanza fuese más completa, cuando la familia se hallaba en el comedor oíanse muchas veces los trinos lejanos de alguna cavatina o romanza que estudiaba.

En el famoso pleito de filiación había terminado la prueba; varios testigos habían declarado y ambas partes respondido a infinitas preguntas, repreguntas y posiciones; una bandada de golillas revoloteaba en torno a las ramas de aquel árbol de escaso fruto; se había presentado el alegato de bien probado; se aproximaba la vista, a que seguiría la sentencia, y con esto la demandante se las prometía muy felices.

Tónica dio seis golpes en la aldaba de su casa y desapareció, cerrando la puerta de la escalerilla. El joven estaba deslumbrado. La última sonrisa de Tónica revoloteaba delante de él con sus alas de oro, alumbrándole el camino.

¡Por piedad, no hable usted así de una mujer que tiene doble vista! no parta hoy; ahora mismo una gaviota blanca y negra revoloteaba por encima del barco lanzando agudos gritos; eso es de mal augurio... ¡no parta usted!

¡A !... dijo balbuceando de rabia . ¡Darme órdenes á !... Miguel sintió que una mano se agarraba á los botones de su chaleco. Era como un pájaro temblón y agresivo, que se detenía un instante en su ciego impulso para seguir volando hacia arriba. Adivinó la bofetada, é instintivamente avanzó su diestra. Las dos manos se encontraron cuando la del joven revoloteaba cerca del rostro del príncipe.

Reina, eso está muy mal. Cállate y escúchame. La venganza es el placer de los dioses, proseguí yo, dando un salto para cazar un moscardón que revoloteaba sobre mi cabeza. Vamos, hijita, hablemos con seriedad. Pero si yo hablo seriamente respondí, deteniéndome delante de un espejo, para comprobar con cierta complacencia, que la animación me sentaba.

Un tropel de pájaros refugiados bajo las claraboyas de las naves revoloteaba en esta luz plomiza. Sus alegres piídos y el murmullo de sus alas sonaban como un remedo irónico de la alegre risa de la primavera. Maltrana pensó con horror en la posibilidad de un largo encierro en uno de estos ataúdes de mampostería.

Para hacer carrera, hay que ser prudente. La vida no es un juego; no hay que soñar, joven amigo. Maltrana volvió desesperado a su tugurio de las Cambroneras. Entraba todos los días en Madrid persiguiendo una esperanza, pero ésta revoloteaba ante él sin dejarse alcanzar.