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Creía inocentemente que al terminar el pleito cambiaría su suerte, que Clementina, no necesitando ya al ministro, volvería de nuevo a ser enteramente suya, sin aquel odioso reparto que le entristecía aún más que le avergonzaba. Sus esperanzas se desvanecieron como el humo.

Además, entre vosotros no todos opinan de la misma manera; hay algunos a quienes les parece bien la inteligencia; hay otros a quienes no les ha alcanzado ni una chispita en el reparto y quisieran tenerla. En fin, es tal la confusión, que para evitar injusticias, vamos a hacer las cosas de modo que todos quedéis contentos.

Nadie estiró la mano para recoger los imprezo, y él fue depositando suavemente en los regazos de las muchachas el alijo. El inglés tripudo observaba el reparto con su fulgurante monóculo. Oyes , Bárbara, ¿este no es el que puso la capilla en la cuadra? El mismo... es el que berrea allí por las tardes. ¿El que le dio los cuartos a la Píntiga? , mujer. Y este, ¿no dice que fue cura?

¡Cómo latía el corazón, en la esperanza de que fuera la moza de su simpatía la que le tocara a uno en aquel reparto de beldades, que duraría lo que durase la pieza! ¿Conmover al bastonero con una súplica? ¡Pero si eso era un sueño irrealizable!

Soy partidaria de que haya reparto y de que los ricos den a los pobres todo lo que tengan de sobra.... ¿Por qué esta pobre huérfana ha de estar descalza y yo no?... Ni aun se debe permitir que estén desamparados los malos, cuanto más los buenos.... Yo que la Nela es muy buena, me lo has dicho anoche, me lo ha dicho también tu padre.... No tiene familia, no tiene quien mire por ella. ¿Cómo se consiente que haya tanta y tanta desgracia?

Todos ellos sonreían satisfechos de la caricia de popularidad que les alcanzaba yendo al lado del torero. En la puerta de la casa hubo durante el día reparto de limosnas. Llegaron pobres hasta de los pueblos, atraídos por la fama de esta boda estrepitosa. En el patio hubo gran comilona. Algunos fotógrafos sacaron instantáneas para los periódicos de Madrid.

Doña Inés, por su perfecta imparcialidad en el reparto de la limosna y el consuelo, antes buscaba al dolor mismo que a su víctima; iba hacia el infortunio como corre el agua dulce de los ríos hacia el mar, sin arrancarle nunca su amargura salobre, pero sin cansarse jamás; mientras sus hijos aunque animados, en el fondo del mismo espíritu de caridad, perdían el tiempo en el estéril empeño de descifrar lo incognoscible.

Experto en la administración de estos bienes enormes, sabía que un reparto entre los herederos iba á duplicar los gastos sin aumentar los productos.

Abreviaré mi relato, gentleman, pues me duele recordar este período, el más vergonzoso de nuestra historia. Los pueblos vivían regidos por los hombres; las armas estaban en manos de los hombres; el trabajo lo organizaban y reglamentaban los hombres ... ¿qué otra cosa podía ocurrir?... Los herederos del emperador organizaron cada uno á su placer el pedazo de tierra que les tocó en el reparto.

Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de bienes.