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»Item, por cuanto celebraron el fénix en la academia pasada en tantos géneros de versos, y en otras muchas ocasiones lo han hecho otros, levantándole testimonios a esta ave y llamándola hija y heredera de propia y pájaro del sol, sin haberle tomado una mano ni haberla conocido si no es para servilla, ni haber ningún testigo de vista de su nido, y ser alarbe de los pájaros, pues en ninguna región ha encontrado nadie su aduar, mandamos que se ponga perpetuo silencio en su memoria, atento que es alabanza supersticiosa y pájaro de ningún provecho para nadie, pues ni sus plumas sirven en las galas cortesanas ni militares, ni nadie ha escrito con ellas, ni su voz ha dado música a ningún melancólico, ni sus pechugas alimento a ningún enfermo; que es pájaro duende, pues dicen que le hay, y no le encuentra nadie, y ave solamente para ; finalmente, sospechosa de su sangre, pues no tiene agüelo que no haya sido quemado; estando en el mundo el pájaro celeste, el cisne, el águila, que no era bobo Júpiter, pues la eligió por su embajatriz, la garza, el neblí, la paloma de Venus, el pelícano, afrenta de los miserables , y, finalmente, el capón de leche , con quien los demás son unos pícaros.

Lo que más le desagradó fue saber que en el baile había bebido dos o tres refrescos. Era Duhamel un vejezuelo chico y apergaminado, en quien la vida se refugiaba en los ojos relucientes y perspicaces. Pelicano y cejicano, lucía todos sus dientes, largos y rancios como teclas, con el frecuente sonreír.

10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella. 11 Y la poseerán el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de confusión, y niveles de desolación. 12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.

Nosotros no estamos preparados para gobernar con Hamilton, Madison y Story. ¡El buen sentido, eso basta! ¡, señores, el buen sentido basta! Yo por ejemplo, no leo sino los diarios, y el periodismo, señores, es como el pelícano, alimenta a sus hijos con su propia sangre. ¿Usted ha estado en mi estudio, señor don Ramón, no es verdad? ¿Ha estado usted? ¡Pues bien! ¿Qué libros ha visto usted?

Tablillas de San Lázaro, especie de cascabeles con los cuales se recogían las limosnas para los hospitales. Quevedo, en su Perinola contra el Dr. Montalbán, inserta un par de versos de ese sastre de Toledo, que copiamos aquí por lo curiosos: Si de aqueste pelo á pelo Pelícano vengo á hacer, La piel del diablo recelo; Y pues tercio en su querer, Quiero ser su terciopelo.

10 mas todo lo que no tuviere aleta y escama, no comeréis; inmundo os será. 11 Toda ave limpia comeréis. 13 y el ixio, y el buitre, y el milano de toda especie, 14 y toda especie de cuervo, 15 y el avestruz, y el mochuelo, y la garceta, y el gavilán de toda especie, 16 y el halcón, y la lechuza, y el calamón, 17 y el cisne, y el pelícano, y la gaviota,

Apolo desollando a un sátiro. Retrato ecuestre de Felipe IV. Un caballo. Otro bayo. Un jinete. Otro. Retrato de un príncipe. Retrato de Ochoa, portero de Palacio. Retrato de Cárdenas, el bufón toreador. Calabacillas, bufón. Velasquillo, bufón. Dos retratos. Catorce cabezas en ocho lienzos. Montería de lobos. Felipe IV cazando jabalíes. Una cornamenta de ciervo. Un pelícano y otros pájaros.

13 Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el esmerejón, 14 el milano, y el buitre según su especie; 15 todo cuervo según su especie; 16 el avestruz, y el mochuelo, y la gaceta, y el gavilán según su especie; 17 y el halcón, y la gaviota, y la lechuza, 18 y el calamón, y el cisne, y el pelícano,

El expurgo debió ser cosa de Tirso, y también la elección de cuatro o seis libracos que, en sustitución de aquellos, tomó doña Manuela, como el Método práctico para hablar con Dios, del jesuita Franco; el Verdadero Sufragio universal, o sea Pío IX y sus bodas de oro; el Interior de Jesús y María, el Águila real, pelicano amante, historia panegírica del ínclito San Agustín, y el Despertador del alma descuidada en el negocio máximo de su salvación.

Los palmípedos abundan extraordinariamente en Mindanao, donde la mucha humedad de su suelo se presta de modo admirable al sistema de vida de estas aves; entre sus numerosas especies citaremos el culisi, la aurega, el pato de monte y el pelícano, ave de gran tamaño y hermoso aspecto por su blanco plumaje y majestuosos movimientos: gusta de las orillas de los ríos, por más que lo mismo busca el alimento en agua dulce que en la salada.