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Y así corrían media Europa, propagando la luz del maestro; ella, obscurecida voluntariamente, como una de aquellas patricias que, vestidas de esclavas, seguían a los apóstoles ansiosas por los progresos de la buena nueva.

Le miró fijamente el marqués y no pudo reconocerlo. Después sus ojos fueron expresando paulatinamente la duda y una nueva convicción. Tenía la tez obscurecida por la doble causticidad del sol y del frío.

La alegría de don Marcelo al ver llegar á los suyos fué obscurecida por la presencia de doña Elena. Era Alemania que volvía á su encuentro, el enemigo otra vez en su domicilio. ¿Cuándo podría libertarse de esta esclavitud?... Ella callaba en presencia de su cuñado. Los sucesos recientes parecían desorientarla.

Cuando entraron en la plazuela donde vivían, la vista de su casa, que con el portalón entornado, los balcones cerrados y la fachada obscurecida por la última luz de la tarde tenía cierto aspecto fúnebre, hizo revivir en la memoria de las tres el recuerdo del caballo. ¡Dios mío! ¿Cómo estará el pobre Brillante?

Su cara mostrò Febo muy cubierta Aquì, cuando se entraba en occidente: La noche obscurecida como puerta De muy profunda cueva no hay gente. Neptuno muy sañoso se despierta, Y

Habiendo considerado y revuelto muchas veces en mi memoria el gran gusto que recibe el humano entendimiento con la lectura de los varios y diversos acaecimientos de cosas, que aun por su variedad es la naturaleza bella; y que aquellas amplísimas provincias del Rio de la Plata estaban casi puestas en olvido, y su memoria sin razon obscurecida, procuré poner en escrito algo de lo que supe, entendì y en ellas, en veinticuatro años que en aquel nuevo orbe peregrinè: lo primero, por no parecer al malo é inutil siervo que abscondiò el talento recibido de su señor: lo segundo, porque el mundo tenga entera noticia y verdadera relacion del Rio de la Plata, cuyas provincias son tan grandes, con gentes tan belicosas, animales y fieras tan bravas, aves tan diferentes, víboras y serpientes que han tenido con hombres conflicto y pelea, peces de humana forma, y cosas tan exquisitas, que dejan en éxtasis

Hemos visto en el primer punto de este Discurso, que la razon alcanza un Sér infinito inmaterial, Hacedor de todas las cosas, Verdad eterna, Bien sumo, Justicia inefable, centro de nuestra felicidad, y complemento de todos los bienes: tambien hemos visto, que segun es la razon humana fragil, endeble, propensa al engaño, movible por las pasiones, arrebatada de los apetitos, obscurecida por la ignorancia, trastrocada por las preocupaciones, engañada de los sofismas, de los sentidos, de la imaginacion, del ingenio, y de otras mil maneras sujeta al error y á las equivocaciones, no es de suyo suficiente para conocer á Dios, amarle, adorarle, invocarle, como conviene á su ser, grandeza, y perfecciones, y como es necesario para, en virtud de sus promesas, poseerle y gozarle, y que para esto son necesarias las luces de la revelacion.

Con la pica le lleva gran ventaja Urambìa; mas es tan animoso, Que los golpes y botes le baraja, Con un ardid y esfuerzo valeroso. De sangre el verde prado ya se cuaja, El Sol encubre el rostro luminoso, Viniendo ya la noche obscurecida, Y no vemos victoria conocida.

Y al fijar la mirada, obscurecida por las lágrimas en la luminosa corona, le parecía que por un nuevo prodigio su hermana muerta expresara los sentimientos que lo invadían; así como al través del espacio y del tiempo el pensamiento de la ausente llegaba hasta él, al través de la vida el alma de la difunta hablaba, repetía el consejo que sus oídos habían escuchado otra vez. «Ama y vive; creé y vive; espera y vive

No me atrevo a preguntaros ese motivo porque no os gusta que se os interrogue. Pero, ¡me dais pena, Marta! Lo conozco bien en vuestra fisonomía; tenéis pena y tenéis miedo. Podéis quedaros a mi lado, sin embargo; mi madre nos ha perdonado a las dos, según decís. Esta felicidad inesperada, debiera alegraros; sin embargo, estáis pálida, y vuestra mirada está obscurecida por pensamientos inquietos.