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17 El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos lo saquen del río, y lo devoren los hijos del águila. 21 Por tres cosas se alborota la tierra, y la cuarta no puede sufrir: 22 Por el siervo cuando reinare; y por el loco cuando se saciare de pan; 25 Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida;

Sea cual fuere tu fallo, hazme la justicia de reconocer dos cosas: la primera, que he procurado entender y practicar el arte literario con aquel criterio y temperamento español más atento a reflejar lo natural que a dar lo imaginado por sucedido: nunca quise hacerte soñar, sino sentir; la segunda, que soy de los apasionados de esta hermosa y magnífica lengua castellana, si huraña y esquiva para quien la desconoce o menosprecia, en cambio agradecida y espléndida para los que, haciendo de ella su Dulcinea, aunque no lleguen a lograrla, tienen honra en servirla y placer en amarla.

Gustos y disgustos son no más que imaginación .Calderón Este es uno de los trabajos más delicados y perfectos de Calderón, y que se distingue por su profundidad psicológica, por su análisis perspicaz del corazón humano, porque encadena nuestra atención, y por el enlace feliz que se observa entre su argumento y sus situaciones interesantes y bellas. La comparación de este drama con los datos históricos, que le han servido de base, prueba el arte inimitable del poeta para dramatizar y pulimentar una anécdota descarnada é insignificante, no exenta tampoco de cierta repugnancia. Su enredo, en la esencia, consiste en que el rey de Aragón menosprecia el amor de su esposa, prefiriendo á Doña Violante, dama de su corte. Sucede casualmente, que, estando la Reina de noche en una ventana de la habitación de Violante, se acerca á ella el Rey, y la requiere, engañado, de amores; la prudente señora finge, en efecto, ser Violante; acepta sus tiernas declaraciones, y lo provoca á llevar adelante sus propósitos. Con la repetición de estas entrevistas en la reja de la ventana, conquista de tal modo la Reina el corazón de su infiel esposo, que, cuando el misterio se aclara, se precipita éste en sus brazos arrepentido y avergonzado.

21 El pecador menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres, es bienaventurado. 22 ¿No yerran los que piensan mal? Pero los que piensan bien alcanzarán misericordia y verdad. 23 En toda labor hay fruto; mas el hablar y no hacer, empobrece. 25 El testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras.

Los pueblos vecinos le hacen la guerra; pero ella, sonriéndose, menosprecia á esos desdichados, y mientras sus damas la revisten de trajes preciosos y peinan sus cabellos, entona cánticos agradables, y corre después á la pelea; vence como si se tratara de un juego de niños, y del campo de batalla vuelve en seguida á su tocador. El orgullo de la Reina ha irritado al pueblo.

12 El que carece de entendimiento, menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla. 13 El que anda en chismes, descubre el secreto; mas el de espíritu fiel encubre la cosa. 15 Con ansiedad será afligido el que fiare al extraño; mas el que aborreciere las fianzas vivirá confiado. 16 La mujer graciosa tendrá honra; y los fuertes tendrán riquezas.

5 El loco menosprecia el castigo de su padre; mas el que guarda la corrección, saldrá cuerdo. 6 En la casa del justo hay gran provisión; pero turbación en los frutos del impío. 7 Los labios de los sabios esparcen sabiduría; mas no así el corazón de los locos. 8 El sacrificio de los impíos [es] abominación al SE

Suba los seis escalones que a él conducen, entre, y hallará en el cenador a una persona que le impondrá de lo que más vivamente atañe hoy a su vida y a su trono. Estas líneas están trazadas por un amigo fiel. Tiene que acudir solo. Si menosprecia este aviso pondrá en peligro su vida. No enseñe el Rey esta carta a nadie; va en ello la suerte de una mujer que le ama: Miguel el Negro no perdona

34 Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios. 1 Y respondió Job al SE

Pero el foco de donde partía el ataque, era en extremo absurdo; siempre el desventurado Aristóteles, siempre son las tres unidades las que se invocan; entre las críticas que hacen de Lope, descuellan la de que no es Plauto, ni Terencio, ni Séneca, que menosprecia la dignidad sensata del estilo trágico, confundiendo sin mesura lo cómico con lo trágico.