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En el imperio Griego se introdujeron los Príncipes mas por aclamacion del ejército, que por derecho de sucesion, y como temian perder el lugar por las mismas artes que le ocuparon, andaban con perpetuos recelos y temores, así de los subditos que se aventajaban á los demas en valor y consejo, de los ricos, de los honrados, de los bien quistos, como de los atrevidos y sediciosos; igualmente afligidos de las virtudes de los unos, y de los vicios de los otros.

Aumentada despues la corrupcion, los celos de los príncipes introdujeron la bárbara costumbre de que fuesen hombres mutilados los que guardasen el aposento de sus esposas, pues de este modo, alejados de toda idea de seduccion, se creía que servian con mas amor y fidelidad á su dueño.

Se introdujeron en el parque, penetraron en la glorieta de pasionaria y madreselva y se acomodaron en dos butacas rústicas de paja delante de una gran mesa de mármol. No tardaron en servirles los aperitivos pedidos por el amo. ¿Cómo has dejado a tus tíos? Sin novedad: mi tía casi loca y mi tío demasiado cuerdo respondió el joven riendo.

Estos cánticos alternados se introdujeron hacia el siglo II en Antioquía por Ignacio, y posteriormente en las iglesias griegas bajo Constantino, por los monjes Flaviano y Diodoro, extendiéndose por San Ambrosio al Occidente en el siglo IV . Igual y decisiva importancia tiene para nuestro objeto el ciclo de fiestas cristianas, que comprende los cuatro primeros siglos.

Lo cierto es que por entonces comenzaron á gastar los elegantes el pequé sobre el sortut, y las madamitas la escofieta con sus airones de á media vara; también se introdujeron en la mesa la sopa á la ubada, el principio de pulpitón y el postre de compota, que de allí data el que ustedes usan...; en fin, que las señas eran fatales; que se temía una logia á cada vuelta de esquina, y que creímos muy natural la prohibición del señor Corregidor, que temblaba, como él nos dijo, toda reunión que pasara de tres individuos.

La pequeña y gorda que la acompañaba era sin duda María-Manuela. Corrió á su encuentro, pero ellas, al verle, se separaron vivamente y, cada cual por su lado, se introdujeron en la muchedumbre, desapareciendo al instante de sus ojos. Por más que hizo no le fué posible dar con ellas. Mareado de tanta vuelta, rendido y triste, se determinó al cabo á salir del baile.

Acostumbrados á no echar de menos la uniformidad clásica, introdujeron la misma libertad en el ornato, así que, rara vez se encuentran en una arquería árabe dos capiteles iguales, ni dos arcos del mismo vuelo, ni dos archivoltas exornadas con las mismas ajaracas.

Lo que, salvando nuestra conciencia de historiadores veraces podemos afirmar, es que Esperancita tardó bastante tiempo en advertirlo, y que después de advertirlo no causó en ella la honda impresión que debía esperarse. En el gabinete costurero donde los introdujeron, estaban bordando D.ª Esperanza, Mariana y Esperancita.

Y sin decirse otra palabra, ambos se introdujeron en la morada del capitán, subieron á su gabinete, encendieron un gran velón de dos mecheros, cerraron cuidadosamente la puerta, se sentaron á una mesa cubierta con tapete verde y, poniendo sobre él una baraja, anudaron la partida de brisca que hacía ya más de veinte años tenían comenzada.

Ahora bien, si esta práctica es una importacion de los árabes, ¿cómo suponer que estuviese en uso en tiempo de la reconquista, esto es, cuando ya apenas quedaba en Córdoba un puñado de mudéjares, y cuando el nuevo estilo occidental triunfante tenia mas proporcion de ostentar sus medios particulares? ¿No es mas natural y sencillo colegir que los cristianos mozárabes la aprendieron de sus dominadores, y la introdujeron en sus construcciones con todas las otras innovaciones de carácter oriental que tambien tomaron de ellos?