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Se introdujeron en el parque, penetraron en la glorieta de pasionaria y madreselva y se acomodaron en dos butacas rústicas de paja delante de una gran mesa de mármol. No tardaron en servirles los aperitivos pedidos por el amo. ¿Cómo has dejado a tus tíos? Sin novedad: mi tía casi loca y mi tío demasiado cuerdo respondió el joven riendo.

Lita se burló a través de sus lágrimas del español de miss Mary... Lo cual no impidió que ésta volviera pronto trayendo la contestación del médico: hasta las cuatro de la tarde no podría venir... «¡Hasta las cuatro de la tarde! pensó Lita. ¡Perderé, entonces, todo el día de hoy, y si no cumplo en los treinta días fijados por mi madrina!...» Y se puso a llorar otra vez, porque no le traían pronto los útiles pedidos.

Pues si yo supiera hacer calzado... replicó Xuantipa , estaba ya todo requeterresolvido y en un periquete. Pero, ya ve usté.... Cuando nos casamos, había aquí seis oficiales y oficialas, y no dábamos abasto a los encargos y pedidos. Un miserable aprendiz sóbranos hoy. Bueno, hace falta volver a lo de antes, y volverán ustedes afirmó el optimista y rosáceo señor Colignon.

Entretanto, de todas partes venian, movidos con nuevos avisos, nuevos escuadrones, y bastantemente numerosos, los que ya antes habian sido pedidos y se esperaban, y que, con el falso rumor del vecino enemigo y de las muestras, vacilaban y titubeaban.

Y por este motivo tuve que mantenerme en aquel parage hasta la resulta de mi órden. Dia 20. Todo este dia estuve esperando la gente y caballos que tenia pedidos; hasta que viendo no parecia ni lo uno ni lo otro, egecuté lo que expresa el dia siguiente. Dia 21.

Adivinad... El Príncipe Romanelli... ¡Y va uno! ¿El otro?... M. de Montessan... ¡Y van dos! Eso es; , esos dos serían aceptables, pero nada, nada más que aceptables, y eso no basta. Por eso Bettina esperaba con impaciencia el día de la partida y la instalación en Longueval. Sentíase fatigada de tantos placeres, de tantos triunfos, de tantos pedidos matrimoniales.

Felizmente no se trataba de horca ni de guillotina, porque mucho me temo que en presencia de ellas, probablemente habría flaqueado mi estoicismo. Hago lo mismo que , Blanca, espero. Yo no tengo la suerte de mi lobezna del Zarzal respondiome sonriendo, ¡cinco pedidos a la vez: figúrate! No me hables más de esto, te ruego; el recordarlo me fastidia, me oprime, me asfixia.

A fin de tenerle más sujeto, dispuso aquel Tetrarca con faldas que la criada hiciese los pocos recados que en la casa se ofrecían; buscó y pagó persona que acudiese a los centros oficiales de donde había que recoger las sacas del tabaco y los pedidos del papel sellado; obligó a su esposo a encargarse de la venta desde que se abría hasta que se cerraba el estanco para que no tuviera momento libre, y, finalmente, decidió pasar el día sentada junto al mostrador, en continua vigilancia, con propósito de morder y arañar a quien se presentase trayendo carta o recado sospechoso.

Tenemos ya pedidos muy importantes, lo que me ha permitido tomar compromisos a término fijo, para los pagos que a usted lo preocupan. Nuestra antigua venta marcha siempre, y hasta marcha bien; el presente y el porvenir están asegurados; respondo de ello, mi querido señor. Tu iniciativa, tu energía me confunden... ¡Ah, me salvas, Juan!

Casi todas las semanas tenía que encargar barajas francesas a Buenos-Aires el pulpero de la estación, pues menudeaban los pedidos. Pasé así un año más, ocupado en la interesante faena de la cría y distrayendo mis ocios en el carteo del bridge... ¿Llegó a gustarme este juego? No tengo ahora el menor reparo en declarar que siempre me aburrió soberanamente.