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Sin embargo, no están de más las precauciones como las nuestras, aunque hayan sido tomadas contra las alimañas del monte, sin acordarnos de las vilezas de cierta casta de hombres desconocida en estos honrados valles.

Estos montes que veis que están tan juntos, Son los que Acroceraunos son llamados, De infame nombre, como yo barrunto. Asieron de los remos los honrados, Los tiernos, los melifluos, los godescos; Y los de á cantimplora acostumbrados. Los frios los asieron y los frescos, Asieronlos tambien los calurosos, Y los de calzas largas y greguescos.

La probeza no es deshonra». No lo es, cierto, pero ; pero tampoco es honra, ¿estamos? Conozco pobres muy honrados; pero también los hay que son buenos pájaros. Yo soy todo lo decente... ¿estamos? ¡Ah!, ... Todos nos llamamos personas decentes; pero facilillo es probarlo. Vamos a ver. ¿Cómo se ha pasado usted la vida? Vendiendo burros y caballos, después conspirando y armando barricadas...

Otros eran de intachables costumbres dentro y fuera de su casa... Retirose Rosalía a la suya, con la cabeza llena de todo aquel personal matritense, y les veía pasar por la región más encendida de su cerebro, yendo y viniendo como en el Prado. Ahora los pobres, luego los ricos, después los honrados... y vuelta a empezar.

Si salen como deben ser, dignos, honrados y fieles á sus misiones, molestarán sin duda con sus preguntas al ministro ignorante ó incapaz, pero le ayudarán á gobernar y serán algunas personas honradas más entre los representantes de la Nación.

Los de este distrito son unos 88.000, distribuídos en la forma siguiente: Población cristiana 68.000 Idem mora 8.000 Idólatras de la cuenca del Butuan 12.000 Los habitantes cristianos de Surigao son de carácter pacífico, sumisos, honrados y religiosos, pero poco aficionados á las faenas del campo.

Tres o cuatro veces estuvo a punto de tomar el sombrero y plantarse en casa de Belinchón, y dejar que las cosas siguiesen como habían comenzado. Los sentimientos honrados, bondadosos y compasivos que en su corazón existían; la voz de la razón que abogaba en defensa de Cecilia; el ángel, en una palabra, que todo hombre lleva dentro de , le incitaba para que lo hiciese.

Pues si remedio no tiene, Lo dicho, dicho, señor. Instalado en su nuevo cargo Juan Pascual, por su enérgica administración de justicia y por la sabiduría y moderación de sus fallos, llena pronto de terror á los criminales, y colma las esperanzas de todos los hombres honrados.

Fué el hermano Alberto Romero de nación español y natural de Segovia, hijo de padres honrados y de profesión mercader, bien acomodado; mas deseoso de ver tierras y hacer mayor fortuna, pasó con otros mercaderes Perú, esperando hallar aquí fortuna igual á sus deseos.

En torno de una mesa vio sentados a sus tres compatriotas, los graves y honrados comerciantes que le regalaban buenos consejos. Saludo a sus respetables firmas sociales dijo tomando asiento junto a ellos. Pero como interrumpía una conversación interesante, sólo mereció varios gruñidos a guisa de saludo.