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En sus últimos años renunció Bretón á los obstáculos insuperables de las unidades, guardadas en sus primeros dramas, y, sin embargo, nunca incurrió en las licencias de los románticos; la comedia ática fué siempre el centro de su actividad, produciendo cada año de su vida obras superiores de esta clase, cuyos atractivos y cuya gracia nunca serán bastante alabadas.

El primero, nos ha dado una buena série de observaciones sobre Tiahuanaco, pero disponiendo de reducidos elementos de consulta, ignorando los otros grandes vestigios de viejas sociedades de los valles centrales ó de la costa del Perú y los esparcidos en la República Argentina, con la única base de sus observaciones en la meseta del Lago Titicaca, se concretó á la descripcion de lo que había esplorado, considerando á esas ruinas como vestigios del arte aimará, anteriores á la dominacion incásica, dinastía que empieza, segun D'Orbigny, con la fundacion del Cuzco por Manco-Capac, salido del Titicaca en el siglo XI. Incurrió con esto, siguiendo á Garcilaso, en la creencia errónea de la modernidad de la dinastía, sin detenerse á pensar que es imposible que naciones como la Quichúa y la Aimará, que profesaban el culto de la tradicion, olvidaran tan pronto el esplendor de una civilizacion como la del Titicaca y sus inmediaciones, que debía todavía existir en la época de la aparicion de Manco-Capac, porque un legislador como éste no brota del desierto, ni que tal civilizacion se destruyera tan rápidamente que sus vestigios fueran considerados como antiguallas de tiempo desconocido por los mismos indígenas, al llegar los Españoles.

Menéndez incurrió en ella siendo muy joven é inexperto todavía. Por parte de los españoles peninsulares no hay odio, ni desdén, ni sombra de enojo contra los hispano-americanos. Ni uno solo de los casos que aduce el Sr. Merchán tienen el menor valor. Don Antonio de Trueba, al apellidar á Bolívar El Libertador, dice: Nombre que uso por cuenta ajena y no en manera alguna por la propia.

Nuestro erudito Feijóo incurrió en este error y lo sostuvo, tomándolo, según dice, de Mr. de Fontenelle en su historia de la Real Academia de Ciencias del año 1712. El P. Fournier atribuye la primacía de aquella observación á Caboto y á Gonzalo Fernández de Oviedo, sin duda porque habló de ella en el libro II, cap. XI de su Historia general de las Indias.

Oyó Benina con interés y piedad este relato, que aquí se da, para no cansar, reducido a mínimas proporciones; y como era mujer de buen sentido, no incurrió en la ligereza de engreírse con aquella pasión africana, ni tampoco hizo chacota de ella, como natural parecía, considerando su edad y las condiciones físicas del desdichado ciego.

No incurrió jamás en la pecaminosa idea de abandonar a sus compañeros, más débiles y dignos de lástima; pero, sin embargo, echaba de menos aquella excitación que, extraño es decirlo, era el mayor factor de la tranquila impasibilidad de que gozaba.

Nadie diría que aquél es el ministro cortesano en cuyos días murió en Rocroy el prestigio de la infantería española, sino un héroe de los que la guiaron en Muhlberg o Nordinga: sin duda el artista pecando de palaciego, pues no se respira en vano la atmósfera viciada, incurrió aquí en la flaqueza de adular al privado: mas el mal efecto que esto causa instantáneamente se disipa al considerar que Olivares fue su protector, y que aquella inocente mentira era la única prueba de gratitud que podía darle.

Don Juan no incurrió en la torpeza de volver al cuarto de la señorita Moreruela a la noche inmediata, ni a la siguiente, ni a la otra: dejó pasar algunos días, hasta que hubo estreno en que ella trabajase; de modo que al verle entrar en su cuarto no sospechó que fuese por visitarla, sino con ocasión de la obra nueva.

Mucho de lo que dijo en el sermón era juicioso. Y si incurrió en exageraciones, bien yo por qué. La Reina Católica prohibiría sin duda la seda porque en su tiempo se entenderían las cosas de muy otra manera que en el día, y además porque la seda costaría entonces un ojo de la cara y arruinaría al país. En fin, yo no por qué prohibió la reina la seda. Acaso no sea verdad que la prohibiese.