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Decirle esto a ella era lo mismo que decirle: « no existes, eres una sombra; menos aún, un ente convencional». ¡Tan profundas raíces tenía en su alma aquella creencia!

Y por último, para el provecho que a los demás hombres puedan traer estos bienes y regalos de los espíritus contemplativos, quiero añadir una consideración de gran peso; a saber, que en ninguna creencia, en ninguna doctrina, se ensalza tanto como en la nuestra la dignidad humana, el ser del hombre, prescindiendo de su valer accidental.

Pero en lo que se acentúa más y más el parecer erróneo que con calculado interés se propala en nuestro país por los que de ello resultan beneficiados, es de cuanto se refiere á la población indígena; conceptuación que sentada por una célebre carta del Padre San Agustín desde fecha remotísima, mantiene en nuestro pueblo la errónea creencia de que el indio es holgazán, inepto y refractario á toda idea de cultura.

Figúrese lo que serían aquellos buques pequeños con las tripulaciones amontonadas y la madera corroída por toda clase de bichos repugnantes... Como al llegar a la línea el calor hacía que los marineros anduviesen medio desnudos y aprovechasen las largas calmas dándose baños, esta higiene momentánea exterminaba los temibles compañeros, justificando la creencia de que morían por falta de aclimatación al pasar de un hemisferio a otro.

Para resumir diremos, que tomó cuerpo la creencia de que el Reverendo Arturo Dimmesdale, á semejanza de otros muchos personajes de especial santidad en todas las épocas de la religión cristiana, se veía tentado por Satanás mismo, ó por un emisario suyo en la persona del viejo Rogerio Chillingworth.

Pero aunque doña Inés no dijo por lo pronto nada a don Paco, se la tenía guardada y seguía observando y averiguando por medio de Crispina, en la creencia de que era a Juana y no a Juanita a quien su padre pretendía o cortejaba. Esta creencia mitigaba no poco el disgusto de doña Inés, porgue no podía entrar en su cabeza que su padre intentase jamás contraer segundas nupcias con Juana la Larga.

Sabido es, que entre la mayor parte de los pueblos del Oriente hay la creencia de que la muerte es solo un viaje, para el que se hacen distintas provisiones; esta creencia nos hizo adquirir antiguos fragmentos de distintas ollas y platos rotos, sin duda alguna por los desprendimientos de la roca.

Le expliqué el carácter de Oliverio, su repugnancia absoluta por el matrimonio. Insistí sobre su creencia quizás poco razonable, pero sin réplica, de que haría infeliz a cualquier mujer, no sólo a una determinada, sino a todas sin excepción. Así trataba yo de atenuar lo que de hiriente podía tener su resistencia. Lo hace cuestión de probidad dije a Magdalena, como último argumento.

Los modernos, queriendo enmendar este defecto, cayeron en el opuesto, aplicándose con extremada creencia á dividir lo que por su sutileza no es capaz de division.

Y afuera, en el gran patio, un bosque de naranjos, á cuya sombra murmuran las aguas de las fuentes.... Admirable religion aquella, reducida á la creencia en Dios uno, sin intermediarlos, el espliritualismo en la fe, la nocion del paraíso, y el sentimiento del amor, de la fraternidad y la igualdad, religion que se revela en una arquitectura de la mas cándida simplicidad!