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¡Necio! exclamó Cristián; ¿no te he preguntado si Lea se teñía el cabello? Freneuse hizo un gesto de horror y sus ojos se hundieron bajo las fruncidas cejas. ¡Ah! dijo Tragomer. ¡Empiezas á comprender! ¡Ves la atroz y fúnebre operación que se hizo sufrir á la desgraciada víctima! Los que han fraguado esta intriga sangrienta tenían una admirable sangre fría.

Marcelo Valdés, dejándose llevar por su brillante imaginación de novelista, había zurcido y fraguado luego toda su «novela de malas costumbres», alrededor de las tres personalidades de monsieur Jaccotot, su mujer y su hija. La trilogía era completa: Monsieur, Madame et Bébé! Con verdadero ingenio, su ensayo no carecía de gracia y humorismo.

He sido el primero en apreciar y elogiar las suyas, pero no puedo hacer el mismo caso de una obra realmente literaria escrita con la frescura de una imaginación juvenil que de un ataque injustificado y violento inspirado por la musa del tedio y fraguado por la de la hipocondría. ¿Ese juicio tan severo no estará inspirado ahora por la del despecho?

La vanidad es un lente que aumenta las cosas más pequeñas. Con éste conviene envolver el «no» en un ligero «titeo» educador. Se le hace con ello un servicio, induciéndole a moderar el concepto fantástico fraguado por su insensatez. Hay el hombre que se las da de zahorí, de sagaz y penetrante para descubrir los sentimientos de la mujer.

Habían los cuatro religiosos fraguado un terrible plan contra el citado Provincial, y, sorprendiéndolo en una de las celdas del citado convento, le dieron muerte, sin que se pusiera en claro, apesar de las diversas opiniones, el motivo del crimen.

Con la imaginación creamos sujetos propios, modelos que nada tienen que ver con la realidad ya creada. «Mi tipo» suele diferir del tipo, que tiene su propia alma, su carácter propio y sus propias mañas; alma, mañas y carácter que no corresponden al bello sujeto fraguado por nuestra fantasía en complicidad con los errores de percepción de nuestros sentidos.

Fuerza es, decia, que hayan los hombres estragado algo la naturaleza, porque no naciéron lobos, y se han convertido en lobos. Dios no les dió ni cañones de veinte y quatro, ni bayonetas, y ellos para destruirse han fraguado bayonetas y cañones. Tambien pudiera mentar las quiebras, y la justicia que embarga los bienes de los fallidos para frustrar á los acreedores.

Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras. ¿Intriga, M. Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra: esa es la gran causa oculta; es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.

Que vos hicisteis cosa tan mostruosa, Que bien se dice boca del infierno. Aquesta dicen fué causa forzosa De aqueste terremoto, y que el caverno Con furia levantó la gran tormenta; Aquel volcan azufre y fuego avienta. Pues no bastó el temblor tan espantoso Para que una mestiza se enmendase, Que fraguado tenia un mal famoso, Que quiso de su mal fama durase.

Yo no pensaba sino en soldados y batallas; tenía cierta disposición genial al dibujo y pasaba las noches dibujando el ejército y la escuadra de Buenos Aires en marcha contra Urquiza; y entre las filas de soldados, sobre un caballo trazado con el más respetuoso cuidado, diseñaba la figura de mi general, ídolo de mis sueños infantiles, especie de Cid fraguado por mi fantasía de niño, caricaturado involuntariamente por mi lápiz torpe, y destinado por la Providencia a aplastar a Urquiza, a quien yo me lo representaba vestido de indio, con plumas en la cabeza, con flechas y un gran facón en la cintura, rodeado por una tribu salvaje que constituía su ejército.