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En regiones como Castilla, como la Mancha, sin agua, sin caminos, sin árboles, sin libros, sin periódicos, sin casas confortables, ¿cómo va a entrar el espíritu moderno? ¿Somos tan ingenuos que creamos que lo va a llevar un día u otro la Gaceta oficial?

Nuestra experiencia nos enseña que casi todo el mundo opta por publicar en inglés. Pero creamos enlaces a un sistema de traducción que presenta nuestras páginas en cinco idiomas. Así un suscriptor lee LINGUIST en inglés sólo si lo desea.

Los esperimentadores no mencionan mas que un forúnculo en la nalga derecha, y una erupcion miliar, blanquecina, seguida de descamacion, en la pierna izquierda, y que produce una comezon que obliga á rascarse. Hemos indicado los síntomas de la esfera vegetativa, no porque los creamos de gran valor en mismos, sino para confirmar su naturaleza asténica.

Y fundidos en uno nuestros séres, sin idea del tiempo ni el espacio, sin que tanto placer y dicha tanta pagára ningun hombre con su llanto, secreto como el génesis del mundo, grande, amada mujer, como el espacio, creamos un momento de ventura de nuestra vida en el trascurso amargo. Momento que era un mundo... ¡cuán distinto del mundo miserable que habitamos!

Mira, Berganza, grandísimo disparate sería creer que la Camacha mudase los hombres en bestias; todas estas cosas y las semejantes son embelecos, mentiras o apariencias del demonio; y si a nosotros nos parece ahora que tenemos algún entendimiento y razón, pues hablamos siendo verdaderamente perros, o estando en su figura, ya hemos dicho que éste es caso portentoso y jamás visto, y que aunque le tocamos con las manos no le habernos de dar crédito, hasta tanto que el suceso dél nos muestre lo que conviene que creamos. ¿Quiéreslo ver más claro?

Han expresado que semejantes poblaciones de españoles proceden de los que se salvaron en el asedio de las siete ciudades, acaecido en el año de 1599; y siendo todo esto muy verosímil, como tambien que puedan ser de los que habitan la ciudad de las Infantas que se desapareció en aquel tiempo, sin que se pudiere saber el fin que tuvo, ni donde estuvo situada, no hay desde luego razon, para que, inclinándonos á la opinion de los críticos, creamos que son fingidas é imaginarias tales poblaciones.

Sea diversa nuestra regla: creamos que donde hubo maestros para hombres tan insignes en letras y en virtudes como S. Eulogio y Paulo Alvaro, no pudieron faltar virtudes para proceder con conciencia pura, ni letras para obrar con pleno conocimiento de lo que permitia y vedaba la disciplina de la iglesia goda; tengamos por seguro que el clero de Córdoba fué siempre digno de la alta reputacion que supo granjearse en todas las épocas conocidas de nuestra historia sagrada, pues no haremos escesiva gracia al que en todos sus actos notorios procedió como santo, si en alguno de sus hechos ignorados le suponemos consecuente.

Esso nos puede señalar tambien aquel aparescerse dios en la zarza, para q. no tuuiessen los pequeños por desconfiados de tal Huesped; para q. por el consiguiente tambien, y mejor creamos, q. el ánimo, descendencia de dios, puede ser Grande en el chico como en el Grande.

Preciso es, pues, compensar esto multiplicando la vida. En tierra, creamos, defendemos los rebaños, hacemos multiplicar muchos seres que no nacerían, serían menos fecundos ó perecerían jóvenes, devorados por las bestias feroces. Es una especie de derecho que sobre ellos tenemos.

Con la imaginación creamos sujetos propios, modelos que nada tienen que ver con la realidad ya creada. «Mi tipo» suele diferir del tipo, que tiene su propia alma, su carácter propio y sus propias mañas; alma, mañas y carácter que no corresponden al bello sujeto fraguado por nuestra fantasía en complicidad con los errores de percepción de nuestros sentidos.