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Los ojos de éste comenzaron a ponerse encendidos y encarnizados, como los de un lobo, su sangre llameó repentinamente y con brusco ademán la sujetó brutalmente por la cintura. Fernanda dejó escapar un grito ahogado. ¿Qué tienes?... ¿Por qué te enfadas?... ¡Déjame!... ¡Déjame, bruto! Luchó, forcejeó con desesperación, pero no logró desasirse...

En fin, es moza de brío, Y que puede descuidar 1560 De camisas y valonas Á un hombre de mi talante. Lleva, en saliendo, delante Más pretendientes personas Que un oidor ó presidente. 1565 Si yo la moza poseo, Luego habrá despolvoreo De todo amor pretendiente: Á ellos de cuchilladas Y á ella de muchas coces. 1570 Ya mi cólera conoces. No la has visto ¿y ya te enfadas? Gente de un coche se apea.

¡Pero, sosa, mala sombra! ¡Si ha sido sin intención; nada más que por jugar, para ver ese hociquillo tan mono que pones cuando te enfadas!... Ya sabes que soy tu hermano. Fermín y yo, la misma cosa. La muchacha parecía serenarse, pero sin perder su gesto hostil. Güeno; pues que el hermano se meta las manos donde le quepan.

Los viernes ayunaba rigurosamente a pan y agua, haciendo prodigios de habilidad para que su padre no cayese en la cuenta, pues de notarlo tenía por seguro que no se lo consentiría. Traía siempre un medallón al cuello con el retrato de su novio. Un día que éste consiguió hablar un momento a solas con ella, le dijo: Oye, Ricardo; si no te enfadas, te diría una cosa.

Si hubieras sido , tampoco me habrías sacado los ojos. Que ... pillo... granujita. Vaya, no quiero saber más, no me cuentes más. ¿Para qué preguntas ? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella... ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di?

ii Un huevo crudo... ¡qué asco! exclamó Jacinta escupiendo una salivita . ¿Qué se puede esperar de quien se enamora de una mujer que come huevos crudos?... Hablando aquí con imparcialidad, te diré que era guapa. ¿Te enfadas? ¡Qué me voy a enfadar, hombre! Sigue... Se comía el huevo, y te ofrecía y participaste... No, aquel día no hubo nada. Volví al siguiente y me la encontré otra vez.

Pues si me quieres sincera y llana y nada hago ahora que, en rigor de verdad, pueda saberte a nuevo, ¿por qué te enfadas conmigo cuando no recibo esas noticias con la alegría que ?

Y se puso á cascarlas con sus blancos y menudos dientes. No por qué te enfadas prosiguió al cabo de un instante. Ya debías estar acostumbrado á mis cosas... , Jacinto, te empeñas en comer los higos cuando están verdes y ¡claro! no tiene más remedio que saberte agrios. ¡Eres tan despreciativa, Flora!

¡Y te enfadas por eso, ingrato! exclamó Lucía. Si observo tu fisonomía, es que no miro más que a ella; todo lo demás me parece indiferente... Tu rostro es el libro donde leo mi felicidad o mi desgracia. Aunque ya no le causaban impresión alguna las metáforas amorosas de la generala, Miguel se dulcificó.

Amparo cogió el tiesto y respiró el perfume de la planta, hundiendo la faz entre las aterciopeladas hojas. La encajera la miraba con sus pupilas siempre melancólicas y serenas. Amparo dijo de pronto.... ¿Eh?... respondió la Tribuna, sorprendida como si la despertasen de golpe. ¿Te enfadas si te digo una cosa?