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Hay un hombre que ha hablado á V. de todo eso. No lo negaré, ya que te empeñas en que lo declare. Ese hombre es el Comendador Mendoza. Es el Comendador Mendoza repitió el fraile. Tal declaración, aunque harto prevista, dejó silenciosos y como en honda meditación á ambos interlocutores durante un largo minuto, que les pareció un siglo.

Pero, hijo, ¿quieres que diga que estuvo mal hecho?... Lo diré, si te empeñas; pero nadie me creerá. ¡Tío, ya le he dicho más de cien veces que la hora menos pensada le falto á usted al respeto! Con dificultad lograron calmarle; todavía más trabajo costó impedir que se marchase. Afortunadamente intervino Paca, y con su labia sin pareja y su trasteo logró pronto reconciliarlos.

Porque yo no he venido aquí a perder el tiempo echándote sermones declaró Benina desplegando toda la energía de su acento . Si te empeñas en ayunar, me voy ahora mismo. Comier ... Los dos. He venido a verte, y a que almorcemos juntos. ¿Casar migo? ¡Ay qué pesado el hombre! Pareces un chiquillo.

No hay muchos casos como yo, bien lo sabes; ni de estos tipos que jamás, ni antes ni después de casados, tuvieron trapicheos, entran muchos en libra. Cada cual en su época. Juanito, en la suya, no puede ser mejor de lo que es, y si te empeñas en hacer de él un anacronismo o una rareza, un non como su padre, puede que lo eches a perder.

Yo no pierdo mi felicidad tan fácilmente... Y si te empeñas en irte, partiremos juntos. Leonora se irguió estremecida. Esperaba aquello; se lo decía el corazón. ¿Escapar juntos los dos? ¿aparecer ella como una aventurera que se lleva tras si a Rafael después de enloquecerle de amor arrancándole de los brazos de su madre? ¡Oh, no! muchas gracias.

Ni yo creo que tu situación admita consuelos más que el del tiempo y la reflexión lenta y larga.... Pero ahora no se trata de ti, se trata de ella. ¿Te empeñas en coser el cuerpo con un florete o con una espada a Mesía? Sea; pero hay que ver cuándo y cómo. Hay que tener calma.

Volviendo a la marquesa, digo que ese azaroso tramo de su vida pecadora duró seis años. Guzmán, que era por entonces un señor bastante gordo y entrecano, pero siempre de gran ver, iba poco, muy poco, por la casa de su amiga; y cuando iba, era para reprenderla. Te empeñas en que te oiga la dijo más de una vez , y al fin te oirá.

Además, ninguno de nosotros tiene nada que ver en que ellos anden como el perro y el gato. Cambiando de conversación, preguntó: ¿Vas a Palermo? , iremos; a las cuatro viene el faetón. Bueno; ya que te empeñas...

Tu hija ama á los diez y seis años, y te empeñas en que ha de casarse á los treinta cumplidos. ¿Quién llena ese vacío de catorce años? ¿Quién premia esa lucha? ¿Quién compensa ese sacrificio y esa agonía? ¿Y si tu hija enferma, quién la volverá su salud? ¿Y si se muere, quién la arrancará de su sepulcro?

Si te empeñas en meter la cuchara, creo que lo vas a echar a perder... No, no te dejo subir... ¿te parece fácil entrar a verle sin que se entere su madre? Atrevidilla te has vuelto... ¿Que le bajen aquí? ¡Vamos; las cosas que se te ocurren...! Tiempo tienes de verle.