United States or Tunisia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Notando que la examinaban, no acababa de marcharse. Daba vueltas en redondo para que se la viese bien por todas partes, adoptaba posiciones caprichosas, afectadas, dirigía preguntas impertinentes a su hermana, reía sin motivo, la cubría de besos y la sobaba sin consideración. Déjame, Ventura. ¡Qué retozona estás hoy! exclamaba aquélla con su franca sonrisa bondadosa, procurando desasirse.

Pero, como vio que la moza forcejaba por desasirse y don Quijote trabajaba por tenella, pareciéndole mal la burla, enarboló el brazo en alto y descargó tan terrible puñada sobre las estrechas quijadas del enamorado caballero, que le bañó toda la boca en sangre; y, no contento con esto, se le subió encima de las costillas, y con los pies más que de trote, se las paseó todas de cabo a cabo.

Lea le miró con tranquilidad. ¿Y después? Nada más. La cantante se levantó y ambos quedaron cara á cara, sin contenerse ya y respirando el odio y la violencia. ¡Por el diablo! ¡Si no escribes, estúpida, te aplasto. Cogió la mano de aquella mujer y la apretó con toda su fuerza. Lea enrojeció de dolor y de cólera y trató de desasirse, pero él la tenía como con una tenaza de acero.

Su alma parecía desasirse del cuerpo, como se desase del tronco la hoja, y vagar como ella sin objeto ni dirección, entregada a la delicia del anonadamiento, al dulzor de no sentirse existir. ¡Y cuán grata debía de ser la muerte, si parecida a la de las hojas; la muerte por desprendimiento, sin violencia, representando el paso a más bellas comarcas, el cumplimiento de algún anhelo inexplicable, oculto, allá, en el fondo de su ser!

Llegado había muy cerca de ambos personajes sin que éstos notaran su presencia, cuando el hombre enlazó repentinamente con su brazo el talle de la joven y la estrechó contra su pecho. Soltó ella el asustado halcón y lanzando un agudo grito abofeteó y arañó el rostro del rufián, procurando en vano desasirse. No os encolericéis, linda paloma, dijo él con gran risa; sólo conseguiréis lastimaros.

Dimmesdale, aunque en vano, intentó desasirse de los brazos que así le estrechaban. Ester no quiso soltarle por temor de que fijase en ella una mirada severa. El mundo entero la había rechazado, y durante siete largos años había mirado con ceño á esta pobre mujer solitaria, y ella lo había sufrido todo, sin devolver siquiera al mundo una mirada de sus ojos firmes, aunque tristes.

Los ojos de éste comenzaron a ponerse encendidos y encarnizados, como los de un lobo, su sangre llameó repentinamente y con brusco ademán la sujetó brutalmente por la cintura. Fernanda dejó escapar un grito ahogado. ¿Qué tienes?... ¿Por qué te enfadas?... ¡Déjame!... ¡Déjame, bruto! Luchó, forcejeó con desesperación, pero no logró desasirse...

Mario se sintió perdido y luchó en vano por desasirse: con el brazo libre trató de ganar la orilla que estaba próxima; pero el suicida le sujetaba férreamente; no era posible nadar. Sumergiose por dos veces. Al salir la segunda gritó con fuerza: ¡Socorro! Estaba a punto de perder el conocimiento y dejarse ir al fondo.

La giganta rugió como una leona, levantose, hubo formidable choque de cuerpos y cruzamiento horrible de brazos tiesos. Se balancearon, se oyó un doble gemido y un estertor siniestro, señal de violentos esfuerzos. Pero la gigantona logró desasirse, blandió sus fornidos brazos, echó un temporal por su nariz, y rápida como el pensamiento, dio un salto, dos, tres.

Como Sierra sintió que le dejaba, Apenas acabó de desasirse, Cuando con furia echó mano á la espada, La chusma le acudió de mano armada.