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Todas las luteras están paradas, señora... porque, naturalmente, o se muere poca gente, o no les echan papeletas... Hombre dijo a su marido, haciéndole estremecer , ¿qué haces ahí con la boca abierta? Desmiente. Ido, que estaba oyendo a su mujer, como se oye a un orador brillante, despertó de su éxtasis y se puso a desmentir.

Antes ha dicho: «Yo quién es», con una seguridad que nada desmiente. Empiezan a desfilar, desfilan muchos, y Quiroga permanece inmóvil; es la estatua de Júpiter Tonante, es la imagen del Dios del Juicio Final.

Con decirte que él, por solo, desmiente y hace olvidar la mala fama que en todos tiempos han tenido los señores de pluma y sello... Muñoz y Nones ofrece a la admiración de la humanidad el siguiente fenómeno: es un hombre que ha hecho una fortuna con su honradez, fortuna no muy grande, se entiende, como corresponde a la materia de que está hecha.

Cavilosas variaciones de los juicios políticos. ¿Estan en el poder nuestros amigos políticos ó aquellos que mas nos convienen, y dan algunas providencias contrarias á la ley? «Las circunstancias, decimos, pueden mas que los hombres y las leyes; el gobierno no siempre puede ajustarse á estricta legalidad: á veces lo mas legal es lo mas ilegítimo; y ademas, así los individuos como los pueblos, como los gobiernos, tienen un instinto de conservacion que se sobrepone á todo; una necesidad, á cuya presencia ceden todas las consideraciones y todos los derechosLa infraccion de la ley ¿se ha hecho con lisura, confesándola sin rodeos, y excusándose con la necesidad? «Bien hecho, decimos; la franqueza es una de las mejores prendas de todo gobierno; ¿de qué sirve engañar á los pueblos, y empeñarse en gobernar con ficciones y mentiras?» ¿Se ha procurado no quebrantar la ley? pero se la ha eludido con una cavilacion fútil, interpretándola en sentido abiertamente contrario á la mente del legislador? «La ocurrencia ha sido feliz, decimos, al ménos se muestra tan profundo respeto á la ley, que no se le desmiente ni en la última extremidad.

Te engañas. ¡Temor vano! ¿Crees que te hablo en arrogante alarde, que la mente medrosa desmiente con terror? ¿Piensas acaso, que sabiendo que Dios únicamente puede cortar de la existencia el hilo, me rio de tu saña? ¿O que sintiendo robusto el cuerpo, el ánimo tranquilo, desprecio tu impotencia? ¿O que á grave dolencia rendido, busco en el alivio ansiado? Mas... ¡ah!

Como está una en desgracia... añadió la dama continuando la queja interrumpida, ya no se nos guardan ciertas consideraciones, y se nos desmiente cuando afirmamos una cosa. ¡Yo, señoras mías! balbució Elías. En otro tiempo dijo Salomé, respirando fuerte y acumulando en la mirada todo el desdén de su carácter, en otro tiempo no pasaba así.

Desengañado de estas altas sabidurías, y ansioso de todo lo que por ellas había despreciado, se diría que vuelve a él aquella parte más ruin de su alma, bajo la forma y con el ser de diablo. Esta inferioridad diabólica respecto a Fausto y respecto a los demás espíritus superiores, no se desmiente nunca.

¿Oye usted cómo diluvia? agregó por mudar de asunto. La mañana no anunciaba este turbión repuso Artegui . Es muy húmeda toda Francia en general, y esta cuenca del Adour no desmiente la regla. ¡Lástima no haber podido recorrer Biarritz! Hay allí palacios y comercios monísimos.

Seguido de algunos pocos soldados, con marcha presta Hernando de Magallanes, siguiendo angosta vereda, adelanta sin recelo, ni cuidar de que la senda se prolonga entre dos vallas de impenetrables malezas, cuando una lanza traidora salida de entre las breñas, rápida, pujante, aguda como acerada saeta, sin que su poder resista la coraza milanesa, de peto, espaldar y entrañas desmiente la fortaleza, y del pecho del caudillo lanza el alma gigantesca; veda el color al semblante la savia de sus arterias apareciendo en las armas el carmín que al rostro niega; cae el acero de sus manos, alza una mirada inmensa al cielo, ruge, desmaya, y, cual coloso de piedra, cuando a plomo se derrumba hace trepidar la tierra....

Retrató, también en traje de caza como al Rey y al Príncipe, al Infante Don Fernando. Acerca de cuando lo hizo discrepan las opiniones: dicen unos que antes de ir a Italia, lo cual desmiente el estilo; otros, que hacia el año 1647, cuando ya el personaje era muerto, aprovechando para el rostro el estudio de una imagen anterior.