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El médico la halló de esta manera, le puso el oído sobre el corazón, abrió de par en par la ventana y las puertas, y aconsejó que solo quedase junto a ella la persona que ella desease. Ana, que parecía no oír, abrió los ojos, como si el aire le hubiese hecho bien, y dijo: Juan ha llegado, Lucía. ¿Cómo sabes? Vete con Juan, Lucía. Sol, te quedas.

Observé que Villa no salió de casa y daba vueltas en torno mío, con cierta inquietud y como si desease hablarme.

La cabalgada no excitó comentario alguno de los espectadores, ni la escolta dijo la menor palabra. Solamente cuando alcanzaron la hondonada que marcaba el último límite de Poker-Flat, el jefe habló cuatro palabras en relación con el caso: el que desease conservar su vida, no debía poner más los pies en Poker-Flat.

Ella conocía la voluptuosidad del lujo; su marido podía sentir el mayor placer de los enamorados, mezcla de satisfacción y de orgullo, al regalar á Celinda todo lo que desease; ¡pero él!... Ni siquiera le gustaban las molicies inocentes que hacen más grata la vejez. Le había visitado la riqueza demasiado tarde, cuando no le quedaba tiempo para aprender á ser rico.

Mi madre tiene tantas relaciones, que yo encontraría fácilmente una ocupación si lo desease. En el día estoy apasionado del automovilismo. He encargado una máquina pequeña, práctica y elegante, que me será entregada en la primavera próxima, y si usted me permite hacerle los honores, sería muy dichoso, señora.

Asomóse a la portezuela como si desease que el gobernador la viera, y sin contestar al respetuoso saludo que al divisarla este le hizo, metióse bruscamente para dentro y se cubrió con el pañuelo parte del rostro, como si quisiera entonces esconderse. ¡Qué mal huele la democracia! decía para ocultar a Butrón aquellas maniobras . ¡Pero qué peste echan!...

Al volver a Madrid, después de la última jornada de Zaragoza, tornaría a los enojosos quehaceres propios de tales canongías; mas por muy imbuido que estuviese de las preocupaciones de la época, en que ser criado de Su Majestad parecía tal honra que hasta en las portadas de sus obras lo consignaban los escritores, natural era que desease algún descanso y libertad conforme a sus inclinaciones y temperamento de artista.

El joven escribió el prólogo, mostrándose satisfecho de la retribución. ¡Cinco mil reales, de los cuales llevaba comidos cerca de la mitad!... Le quedaba cuerda para dos meses largos, y en este tiempo, raro sería que don Gaspar, halagado por el éxito, no desease hacer otro libro. Decididamente, la vida era alegre.

De pronto, como si desease terminar de cualquier modo, se arrojó sobre la bestia con el estoque, pero oblicuamente, para salir cuanto antes del peligro. Una explosión de silbidos y voces. La espada sólo se había clavado unos centímetros, y después de cimbrearse en el cuello de la fiera, fue expelida por ésta a gran distancia. Gallardo volvió a coger el estoque y se aproximó al toro.

Sólo salvaba yo la monotonía de este libro y cifraba su variedad en el ingenio diverso de cada escritor, en el sesgo que atinase a dar al asunto, y en lo singular de su estilo, pensamientos y sentimientos. Nunca pensé que el editor desease que escribiésemos una reseña erudita, una serie de vidas de todas las mujeres célebres de cada provincia.