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Crea que esto me ha dado qué pensar. Dice usted que se casó sin saber lo que hacía... Explicación escurridiza. Tengamos sinceridad, y hablemos claro. La sinceridad es difícil; pero así como los niños, que confiesan por primera vez, no confesarían si el cura no les sacara los pecadillos con cuchara, así yo voy a ayudarle a usted preguntando y echándole el anzuelo de la respuesta.

Por la noche solía haber esfoyaza, la faena de descubrir las mazorcas y atarlas en ristras. Cada día acudían los vecinos á casa de uno de ellos para ayudarle; generalmente eran los jóvenes.

, se llamaba Margarita; según me dijo después en algunos intervalos de razón aquella desgraciada, porque se había vuelto loca, había salido de su casa con un soldado, había corrido con él algunas tierras, y al fin habían venido á parar á Madrid, donde el amante vivía de las estocadas á obscuras que daba por la villa, la maltrataba y, por último, la había exigido que se prostituyese para ayudarle á vivir.

Y yo quiero que Jorgito tenga su camino propio, hecho por la huella de su alma, como deseo que tenga en el mundo un puesto digno, conquistado por su propio esfuerzo, aunque, claro está, nosotros hemos de ayudarle; pero quiero decir que mi deseo es que en su lucha por la vida tenga armas propias, suyas, originales, obtenidas por medio de una interpretación personal del mundo.

Tienes razón, María dijo al cabo gravemente . Pero no podrás menos de concederme que algo indica y algo merece el amor propio que se doblega hasta hacer esta confesión, y que no es caritativo ni cristiano retirar a quien quiere salir del charco la mano que puede ayudarle... El padre Cifuentes añadió con triste sonrisa , con ser más romano que , me ha concedido ambas cosas.

Al hombre que falta a su palabra, no puede ayudarle Dios... Estabas ya a bordo de un barco seguro, de porte, de madera blanca bien sangrada, con los fondos forrados, los árboles recios y el aparejo limpio y sencillo, y lo dejas para embarcarte en otro más ligero y galán... Buen provecho te haga.

Pero en el asunto de que se trata debo demasiado á ese joven para no ayudarle... Aunque creo necesite poca ayuda, creo que él es bastante para hacerse amar de ti. Lo veremos dijo sonriendo tristemente doña Clara. Lo veremos. ¿Pero qué hora es ésta? Las doce dijo doña Clara contando las campanadas de un magnífico reloj de pared.

En ella las impresiones son tan fugaces como intensas. Está emocionada por el espectáculo. Un poco más, y rompe a llorar... Pero vámonos de aquí; estamos molestando. Don Carmelo, el de la comisaría, que está al lado del abate para ayudarle, nos ha mirado varias veces. Las respetables matronas levantan la cabeza, y yo debo velar por mi reputación. No quiero que digan que Maltranita es un impío.

Considerábase capaz de las mayores violencias con aquella vieja sórdida, que le admiraba y hacía de él grandes elogios, sin que jamás se le hubiera ocurrido ayudarle con el más pequeño regalo. Maltrana hacía mucho tiempo que no pasaba de los Cuatro Caminos.

Las palabras de su tío vibraban aún en sus oídos: «Al hombre que falta a su palabra no puede ayudarle Dios.» Y, en efecto, él se consideraba indigno de esta ayuda.