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Mas no calma el infinito anhelo de la idea rebelde o redentora; si se apagan los astros en el cielo, la luz presiente de la nueva aurora. Por eso, el alma mía, para llenar ese vacío horrible, a otras regiones ascender ansía... mas ¡ay! ¿será posible? ¿Porqué, cuando la noche perezosa envuelve la ciudad en el misterio, así me atrae la olvidada fosa, perdida en un rincón del cementerio?

Y al día siguiente de todo este aparato teatral, cuando se apagan las luces e incensarios y la iglesia recobra su aspecto vulgar, la vida mísera y la intriga para ganarse el pan: ¡siete duros al mes por aguantar a todas horas a unas pobres mujeres con el humor agriado por el encierro, vulgares como criadas de servicio, que pasan la vida averiguando en el locutorio lo que ocurre en la ciudad y fabricando porquerías dulces para obsequiar a los señores canónigos y a las familias protectoras de la casa...! ¡Y aún hay curas que envidian, que ladran de hambre contra por la dichosa capellanía de monjas, y me tienen como un adulador del palacio arzobispal, no comprendiendo de otra manera que siendo tan joven haya pescado esta prebenda que me permite vivir en Toledo con siete durazos mensuales...!

Por su parte, los viajeros negros, que saben lo de las garantías y no ignoran que se acercan también á la zona del peligro, declaran á voz en cuello que Estenoz é Ivonet son un par de sinvergüenzas. Se sale de Alto Cedro. ¡Qué momento! Se apagan las luces del tren. Los soldados de la escolta se forman en línea de batalla junto á las ventanillas; la locomotora marcha á paso de tortuga...

8 Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras. 10 Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

Sin embargo, me ha quedado de aquel día un vago e inquieto malestar. ¿Qué hay en Luciana que no puedo definir?... De los rincones inexplorados de su alma surgen, a veces, como relámpagos, unos rayos fugitivos que me dejan vislumbrar su misterio, y se apagan después sin que se haya determinado nada preciso.

Ramón pasó algunos años en Valencia, sin que pudiera saltar más allá de los prolegómenos del Derecho, por la maldita razón de que las clases eran por la mañana y él tenía que acostarse al amanecer, hora en que se apagan los reverberos que enfocaban su luz sobre la mesa verde.

Entonces se oye gruñir, en el interior de la casa la voz profunda de Martín, que dice paternalmente, en tono de reproche: No hagas tonterías, Gertrudis; déjalo dormir. ¡Pero si no duerme! responde ella en el tono enfurruñado del niño a quien reprenden. Después la ventana se cierra y las voces se apagan.

Es un artesano que viene del trabajo y aprovecha unos momentos antes de comer para ensayar. Unas veces las notas discurren seguras y llenas; de pronto flaquean y se apagan... y la tonada recomienza con el mismo brío, para volver a apagarse y comenzar de nuevo. El sol es templado y entra en una confortante oleada hasta la mesa en que Azorín lee y escribe.

AménEl clérigo lleva en las manos un enorme crucifijo; su sombra se extiende, deformada, por las anchas paredes blancas; arriba, en los altos ventanales, se apagan, imperceptibles, los últimos clarores del crepúsculo. Azorín ha salido de la iglesia. Creo que ha obrado prudentemente, dado que era ya un poco tarde. Y vea el lector cómo en los pueblos siempre es tarde.

El gran terror de los piratas del Norte, la vida temblorosa de la sombría Edad Media, apagan todo eso, cuidándose de auxiliar los desembarcos. El mar hase convertido en objeto de terror: todo barco es un enemigo, y si se estrella, una presa. El pillaje del náufrago constituye una de las rentas del señor: es el noble derecho de fractura.