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Actualizado: 15 de junio de 2025
La pedregosa cuesta, poco ántes sedienta y asfixiada por el sol de agosto, se embriagó con el baño de la borrasca, y cuando seguímos la marcha apénas se veian las señales en la humedad del suelo, las perlas de las verdes praderitas, las trenzas luminosas de cabellos líquidos que caian de los follajes cónicos de los abetos, y el caudal duplicado de algunos arroyuelos que se perdian saltando en cascaditas escondidas en las profundidades de los bosques y de los abismos.
3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma; ha quebrantado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos. 4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí; se pasmó mi corazón. 5 Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, meditaba en las obras de tus manos. 6 Extendí mis manos a ti; mi alma a ti como la tierra sedienta.
Ahora, Friterini, mio caro, ve colocando banderas á tu gusto... ¡á lo que salga! pues todos somos iguales, y ésta es «la tierra de todos», como dice don Manuel. En verano las moscas invadían en proporciones inauditas el interior algo lóbrego del boliche, huyendo de la atmósfera ardorosa de una tierra siempre sedienta.
Este hombre que así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y en él muero, y ansio lo que no sé a qué violento término, ni nunca vista ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en vano hasta ahora, se alienta.
En ese momento crítico de la vida en que la curiosidad ingenua, sedienta e indiscriminativa, hace su primera provisión de explicaciones sobre los hechos y las cosas del mundo, y en que toda clase de supersticiones puede penetrar en la mente y arraigar, el hogar, el ambiente y la escuela tienen un rol de primera clase.
Que aunque el hado feroz su muerte ordene, El modo no ha de ser á tu contento, Que muchas muertes el morir contiene. Turbóse en esto el liquido elemento, De nuevo renovóse la tormenta, Sopló mas vivo y mas apriesa el viento. La hambrienta mesnada, y no sedienta, Se rinde al uracan recien venido, Y por mas no penar muere contenta.
Una tarde en que el idilio alcanzó proporciones alarmantes, y en que su boca sedienta de besos, pedía y pedía sin cesar pruebas del amor que reflejaban los ojos de la hija del cliente respetable, ésta le prometió la gloria: a las doce de la noche le esperaría en la sala de su casa en la calle de las Artes , cuyo zaguán sería dejado entreabierto para darle paso.
¿Por qué? me habéis sorprendido entre los dos... me habéis engañado... Ya se ve... es hermoso, parece tan noble, tan bueno... ella está sedienta de amor... ella no ha amado... el duque de Lerma es su esclavo... utilicemos esta mujer... ¡y el señor estudiante...! ¡Ah, don Francisco...! ¡don Francisco! Decid que os ha llenado de dolor la desgracia de ese hombre dijo con impaciencia Montiño.
422 Déjenmé tomar un trago: estas son otras cuarenta mi garganta esta sedienta, y de esto no me abochorno, pues el viejo, como el horno, por la boca se calienta. 423 Triste suena mi guitarra y el sunto lo requiere; ninguno alegrías espere sino sentidos lamentos de aquel que en duros tormentos nace, crece, vive y muere.
¡Oh! ¡sí! me ha bastado con lo que Amparo me ha dicho de usted, y con verle después una sola vez, para comprenderle: tiene usted el alma virgen, sedienta, cansada de un mundo donde no vive bien: hastiada de todo, escéptica, porque ha perdido la esperanza, y ha encontrado usted en Amparo algo de lo que buscaba y no había podido encontrar. ¡Lo ha encontrado usted de noche, recogiendo los despojos del lujo y de la miseria, teniendo por único amigo un perro, por único amparo Dios!
Palabra del Dia
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