Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de junio de 2025


Pálido, anhelante, con el cuerpo rendido a la fatiga y el alma deshecha de dolor, el P. Gil permanecía extendido en su pobre sillón. Tenía el libro abierto sobre las rodillas, los brazos pendientes, los ojos cerrados. Por los intersticios de sus pestañas comenzaron a rezumar algunas lágrimas, que bajaron trémulas y silenciosas por sus mejillas. Era la imagen triste del vencido.

Tan pronto, medio envuelta en su nicho de olmedillas y un poco cerradas sus largas pestañas, guardaba la inmovilidad de una estatua, ó ya, avivándose más el interés, se ponía de codos en la pequeña mesa y sumergiendo su bella mano en las ondas de su suelta cabellera, hacía vibrar sobre la vieja señorita el relámpago continuo de sus grandes ojos.

Dos o tres veces miré exclusivamente al médico; pero éste bajó las pestañas, indicándome que esperara. Y tuvo razón, al fin, porque de pronto, bruscamente, como un derrumbe de sueño, la enferma cerró los ojos y se durmió. Salimos todos, menos la hermana, que ocupó mi lugar en el sillón. No era fácil decir algo yo al menos.

Llegó por fin el tal pajecillo junto a él, y, apeándose de la cabalgadura, encogido y lloroso, demandole una y otra mano para besárselas. Era Casilda, con ropas de lacayo; pero sus pestañas, su guedeja y todas sus facciones estaban tan cubiertas de polvo, que Ramiro tardó en reconocerla.

No le había visto más que los párpados, cargados de carne blanca. Debajo de las pestañas asomaba un brillo singular. Cerca del lecho, arrodillada, rezó algunos minutos la Regenta.

Puede suceder asimismo que el monarca sea un ignorante, porque si se reina por derecho divino, no se estudia ni se aprende sino por esfuerzo propio, quemándose las pestañas como cualquier simple mortal. «Un rey ignorante es un asno con corona», según siglos hace dijo uno de ellos, Alfonso V. El estudio es un trabajo plebeyo, y no está bien que los reyes desciendan a ocupaciones propias de los vasallos.

Se encuentra de cara á la luz y sus negros cabellos, peinados negligentemente hacia atrás, brillan como el azabache, y sus largas pestañas, cada vez que levanta la cabeza, bajan y suben con ligero temblor queriendo evitar los rayos importunos de la luz. El conde no es hermoso, pero tenía mucha razón Octavio al presumir que era un hombre distinguido.

No me extraña que se le ponga ese nudo.... Soy yo y lo tengo también.... Día y noche estoy cavilando en sus males, señorita.... Cuando vi aquella señal.... La lastimadura en la muñeca.... Por primera vez durante la conversación se encendió el descolorido rostro de Nucha, y sus ojos se velaron, cubriéndolos la caída de las pestañas. No respondió directamente.

Luego vio con la imaginación al amigo que estaba a pocos pasos de él, al otro lado de una pared de ladrillo, también inmóvil, con las extremidades rígidas, la camisa sobre el pecho, el vientre abierto y un resplandor mate y misterioso entre las pestañas cruzadas. ¡Pobre toro! ¡Pobre espada!... De pronto, el circo rumoroso lanzó un alarido saludando la continuación del espectáculo.

Me parecía que si despertaba y me veía iba a soltar una carcajada. »Así llegué junto a ella. Ella no se despertó. Dormía con la boca entreabierta, mostrando sus dientes blanquísimos e iguales. ¡Qué frescura y qué rojo carmín en sus húmedos labios! ¡Qué largas pestañas unidas! ¡Qué sonrisa apacible! ¡Qué frente serena! Si Desdémona hubiera sido como Beatriz, Otelo no le hubiera dado muerte.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando