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Actualizado: 15 de mayo de 2025
De usted depende que le diga adiós o hasta la vista.» Aquella despedida trivial, de una sequedad perfecta, me causó el efecto de un derrumbe. Después, al abatimiento sucedió la cólera. Y acaso la cólera fue lo que me salvó. Ella me prestó energías para reaccionar y adoptar un partido extremo. Aquel mismo día escribí dos o tres cartas diciendo que me ausentaba de París.
En algunos lugares descendía rápidamente sobre el Mediterráneo, con el ligero declive de un baluarte, sin ninguna alteración que disimulase su derrumbe. En otros puntos su caída era más suave, creando un oleaje de piedra, montañas filiales que avanzaban sobre las olas, dibujando cabos y suaves golfos.
Ya pasa el carretero como un derrumbe, atrepellando á todo el mundo, enorme, tosco, insolente y oliendo á cerveza como un tonel, trasportando castillos ambulantes de equipajes y trastos, con una fuerza y agilidad que parecen prestadas al caballo normando y á la locomotiva.
A consecuencia de esto, y a precio de rebajar la mentalidad nacional por la enseñanza anticientífica de la ciencia, a menudo equivalente a escamotearla, y de que son víctimas en primer término los huérfanos y las clases conservadoras, los poderes dogmáticos sólo consiguen aplazar su derrumbe para hacerlo más completo en definitiva.
Pues claro saltó el coloso dando una palmada, que sonó como un estampido, eso digo yo; para que quiebre don Bernardino, es preciso que la Casa Rosada se derrumbe; ¡un situacionista de su importancia! tendría que ver... Sin embargo concluyó el prestamista, sería bueno que se apartara usted a un lado, ¿me entiende usted?
Dos o tres veces miré exclusivamente al médico; pero éste bajó las pestañas, indicándome que esperara. Y tuvo razón, al fin, porque de pronto, bruscamente, como un derrumbe de sueño, la enferma cerró los ojos y se durmió. Salimos todos, menos la hermana, que ocupó mi lugar en el sillón. No era fácil decir algo yo al menos.
De pronto, la voz del pontífice entona las primeras palabras del Gloria, y como si fuera el estruendoso derrumbe de ese túmulo de silencio y de dolor que la Iglesia levanta desde la mañana del jueves, descuélganse a un tiempo de lo alto, el trueno de los atabales, el alarido de las chirimías, el turbión resoplante del órgano y, allá arriba, allá afuera, en el aire, en el sol, estalla a la vez el acelerado repique de todas las campanas, frenéticas, locas, delirantes, cantando y echando a los vientos el regocijo sublime y milenario de la Resurrección.
Si los asuntos se arreglaban, sería muy feliz casándose con María Teresa; si por el contrario el derrumbe se verificaba, sabría substraerse por medio de alguna última habilidad. Siempre le quedaría el placer de haber sido admitido en la intimidad de aquella joven distinguida, porque era realmente encantadora, ¡tan fina, tan linda!
Estos tiempos nuestros están desquiciados, y con el derrumbe de las antiguas vallas sociales y las finezas de la educación, ha venido a crearse una nueva y vastísima clase de aristócratas de la inteligencia, con todas las necesidades de parecer y gustos ricos que de ella vienen, sin que haya habido tiempo aun, en lo rápido del vuelco, para que el cambio en la organización y repartimiento de las fortunas corresponda a la brusca alteración en las relaciones sociales, producidas por las libertades políticas y la vulgarización de los conocimientos.
Hoy no existen allí sino una capilla, un hotel para los viajeros y algunas casas formando una calle, construidas en época reciente. Miéntras nos preparaban los caballos que debíamos montar para subir el Rigi, quisimos recorrer á pié, por entre rudas malezas, peñascos destrozados y hacinamientos desordenados de los restos del espantoso derrumbe, el teatro de desolacion que atestigua la catástrofe.
Palabra del Dia
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