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El proceder de Felipe II no era de naturaleza para fortificar en su Ministro ese patriotismo personal. Perseguido en tierra extranjera, Pérez se consideraba desligado del juramento de fidelidad.

Tendré que ir yo mismo se dijo con desesperación . Debo hacer ese viaje, aunque me siento enfermo y sin fuerzas. Es preciso.... es preciso. Pero retardaba el momento de la partida, por flojedad física y por la atracción de un país en el que ganaba desahogadamente el dinero y no se sentía perseguido por los hombres. Acabó por familiarizarse con la terrible visión que le esperaba todas las noches.

230 éL andaba siempre juyendo, siempre pobre y perseguido, no tiene cueva ni nido como si juera maldito; porque el ser gaucho- ¡barajo!, El ser gaucho es un delito. 231 Es como el patrio de posta; lo larga éste, aquél lo toma, nunca se acaba la broma; dende chico se parece al arbolito que crece desamparao en la loma.

Ni menos fue perseguido por liberal; porque en sus tiempos no se sabía lo que era haber en España ministros liberales. Sin embargo, por más que él no escribiese de ideas para España, en lo cual anduvo acertado, y por más que se le hubiese dado un bledo de que todos los padres censores de la Merced y de la Vitoria condenasen al fuego sus peregrinos silogismos, bien empleado le estuvo.

No se contentaron con violar la justicia, hollaron las sagradas tradiciones de vuestro pais... Vosotros habeis servido á España y al rey, y cuando en nombre de ellos pedisteis justicia, y se os desterró sin proceso, se os arrancó de los brazos de vuestras esposas, de los besos de vuestros hijos... Cualquiera de vosotros ha sufrido más que Cabesang Tales y sin embargo ninguno, ninguno se ha hecho justicia... No hubo piedad ni humanidad para vosotros y se os ha perseguido hasta más allá de la tumba como á Mariano Herbosa... ¡Llorad ó reid en las islas solitarias donde vagais ociosos, inciertos del porvenir! ¡La España, la generosa España vela sobre vosotros y tarde ó temprano obtendreis justicia!

Porque la expiación que aceptas se ha hecho extensiva á tu madre y á tu hermana, y esto no es justo. La cara de Jacobo se contrajo y su mirada se puso triste. ; por eso he de ser severo para los que me han perseguido con su odio. Me extraviaba, madre mía, cuando hablé de misericordia, de dulzura y de caridad.

Habíame yo metido en la cama con la cabeza atiborrada de sucesos extraordinarios y el corazón henchido de impresiones; veía la tempestad rugiendo entre las montañas, desgajando peñascos y desarraigando troncos seculares, y a una docena de hombres, sencilla y naturalmente generosos, envueltos entre remolinos de nieve y de granizo, rodando por los suelos, como la hojarasca muerta de los árboles; veía a Chisco moribundo en el lomo de una roca, sobre el fondo negro de un abismo espantoso; veía las ansias desesperadas de sus compañeros de fatigas, que no hallaban la manera de sacarle de allí, y veía, por último, al noblote Pito Salces volando por los aires y jugándose la vida en aquel arranque brutalmente sublime, por el intento solo de salvar la de su amigo, que de seguro hubiera hecho una barbaridad idéntica por él; consideraba yo todo lo que representaban y valían a la luz del buen sentido estas cosas, y la simple acometida de la excursión a la montaña en un día como aquél, por puro y santo espíritu de caridad, como el hecho más natural y sencillo, sin la menor protesta, sin la más leve duda y sin idea siquiera de la más remota esperanza de lucro ni de aplauso; y, sin poderlo remediar, me acordaba de lo que había leído y oído tantas veces en mi mundo; del clamoreo resonante que solía moverse en tertulias, casinos y papeles, y de los honores y cintajos que se pedían y se otorgaban para premiar una «hazaña» que no valía dos cominos en buena venta; pensaba también en mi pobre tío, a quien las dudas primero, y después el conocimiento de la realidad con todos sus pormenores, habían afectado muy profundamente, y en que le había dejado yo a la puerta de su dormitorio mucho más abatido y macilento que de costumbre, más fatigoso y más perseguido por la tos; en fin, hasta pensé en lo que, en buena justicia, habrían ganado Chisco en la estimación de Tanasia, de quien no era digno un animalote como Pepazos, y Pito Salces en la de Tona, que no habría echado en saco roto las heroicas atrocidades del mozallón que tan de veras la quería.

La maldicion del mundo eternamente En tu oido resuene noche y dia, Y las furias con látigo crujiente Te precipiten á la tumba fria! Que por las furias siempre perseguido Llegues á la mansion de Satanás, Y al darte abrazo estrecho, estremecido, Dedos ardientes sientas por detrás.

Lo mismo te hubiera solicitado y te hubiera perseguido, porque me enamoras, aunque fueses una reina extraviada por estos andurriales o la princesa heredera del mayor imperio del mundo.

Estaba asustada de su propia obra. «Yo soy una loca pensaba tomo resoluciones extremas en los momentos de la exaltación y después tengo que cumplirlas cuando el ánimo decaído, casi inerte, no tiene fuerza para querer». Recordaba que de rodillas ante el Magistral le había ofrecido aquel sacrificio, aquella prueba pública y solemne de su adhesión a él, al perseguido, al calumniado.