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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Y ojalá que yo saliera Primero que mis hermanos. Embrazan de nuevo las lanzas; Diego de Lara destroza el yelmo de Rodrigo Arias, pero éste, en su postrer esfuerzo, hiende la cabeza del caballo de su contrario; el corcel moribundo arrastra á su dueño, que no puede ya regirlo, fuera de las barreras.
Hermano Gabriel dijo la anciana , es preciso socorrer a este hombre. Es preciso socorrer a este hombre contestó el hermano Gabriel. ¡Por Dios, señora! exclamó la del candil . ¿Dónde va usted a poner aquí a un moribundo? Hija respondió la anciana , si no hay otro lugar en que ponerle, será en mi propia cama. ¿Y va usted a meterle en casa repuso la otra , sin saber siquiera quién es?
Por mucha diligencia que puse en mi viaje por aquellas montañas, no llegué al lecho del moribundo sino a la segunda tarde, cuando ya mi pobre y delirante compañero tocaba en la agonía. Al verme, me tendió la mano, y con lágrimas en los ojos me dijo: Querido amigo, no he podido ser superior a mi desgracia.
El joven sacó del bolsillo interior de su ropilla una gruesa carta cuadrada, en la que fijó una mirada ansiosa, pero rápida, imperceptible, el cocinero del rey. A vos está dirigida esta carta por mi tío moribundo dijo el joven con voz conmovida , y á vos la entrego.
Un sacerdote había llegado aquella tarde con los Santos Oleos, y luego de haber ungido al moribundo, se había marchado entristecido de no poder decirle cosa alguna a la pobre alma viajera. Sólo Carmen hablaba con la fugitiva en un coloquio de férvida compasión.
Llovió aún toda la noche sobre el moribundo, la lluvia blanca y sorda de los diluvios otoñales, hasta que a la madrugada Podeley quedó inmóvil para siempre en su tumba de agua.
Cuando doña Rebeca entró en la sala y se acercó al grupo, viendo la cara mortal del enfermo, increpó a la niña. ¿Le estás ahogando? Ella apartóse prontamente, diciendo: ¿Yo? Y al soltarse de aquel brazo ardiente vió con horror cómo el cuerpo de don Manuel se desplomaba sobre el respaldo de la silla. Miraba el moribundo a Carmen con una angustia infinita.
Decíase que entre las actrices las había de hermosísima voz, pero de figura más hermosa todavía y si se ha de dar crédito á murmuraciones, su amabilidad estaba por encima aun de la voz y la figura. A las siete y media de la noche ya no había billetes ni para el mismo P. Salví moribundo, y los de la entrada general formaban larguísima cola.
Círculos de espuma fosforescente brillaban sobre las olas. Como me había dicho Allen, el caballo sabía el camino y tuve que refrenarlo para que no partiera al galope. Llegué rápidamente a la herrería, y de allí, a pie, volví a mi casa. No sabía qué decir a mi madre; quizá le iba a producir una gran emoción hablándole de que su hermano vivía a poca distandia de ella, enfermo, casi moribundo.
Nos ha mirado tristemente y ha dicho: ¡Qué trabajo cuesta morir y qué duro es separarnos! A medida que le abandonan las fuerzas está más propenso al estremecimiento. Estábamos cada uno a un lado de la cama. De pronto me incliné hacia este querido amigo y cogiendo la mano de Elena, le dije: ¿Quiere usted dármela, padre mío, si ella consiente después? El moribundo respondió: Es todo mi deseo.
Palabra del Dia
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