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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Un ambiente de inquietud se extendía por el comedor. Febrer le miraba con cierta alarma, como si aguardase verle caer moribundo de su silla. La hija y el capitán habituados al espectáculo, parecían indiferentes. Es el asma, don Jaime dijo trabajosamente el enfermo En Valldemosa... estoy mejor... En Palma me moría.
No sucede así con los que están en relacion inmediata con lo exterior; si me hallo en presencia del moribundo no podré menos de verle y de oirle: si aquellas sensaciones no son mas que un fenómeno interno, este fenómeno es de un órden muy distinto del otro: el uno es del todo independiente de mi voluntad, el otro nó.
Hay que dejar hablar al padre, al anciano, al moribundo contestó el doctor con extraña solemnidad, sin interrumpirle; y ya que estamos los tres reunidos como hace nueve meses en el momento en que Magdalena acababa de expirar, voy a trazar la historia de ese amor en este tiempo. He leído lo que tú has escrito, Amaury; he oído lo que tú has dicho, Antoñita.
No sirve el halago, ni tampoco el palo, ni sirve ser bueno, ni sirve ser malo. Capítulo XV Tres años habían transcurrido. Stein, que era de los pocos hombres que no exigen mucho de la vida, se creía feliz. Amaba a su mujer con ternura; se había apegado cada día más a su suegro, y a la excelente familia que le había acogido moribundo, y cuyo buen afecto no se había desmentido jamás.
Cuando volvía a su casa, encontraba que su padre se moría. Sin sentir dolor alguno, veía cómo se apagaba la existencia del autor de sus días. El médico indicaba que no había más recurso... Llegaba el sacerdote, pero el moribundo sólo lograba enunciar, con gran dificultad, las palabras: ¡El cofre...! El salón en que se hallaba don Alejandro guardaba muchas obras de arte y objetos antiguos.
Las maderas de los balcones entornados dejaban pasar rayos estrechos de la luz del día moribundo; apenas se veían Ana y De Pas.
He estado en la guerra de Navarra, y volvía por Extremadura a buscar un puerto donde embarcarme para Cádiz, y de allí a mi tierra, que es Alemania. Perdí el camino, y he estado largo tiempo dando rodeos, hasta que por fin he llegado aquí enfermo, exánime y moribundo. Ya ve usted dijo la tía María al hermano Gabriel , que sus libros no están en hebreo, sino en la lengua de los cirujanos.
En algunas secciones rezagadas de esta América, todavía, cuando llevan a Dios con campanillas por las calles, para vendérselo a algún moribundo, los transeúntes y los vecinos, se prosternan de rodillas, como los súbditos de los potentados orientales al paso de su respectivo déspota.
Según estos testigos, dignos del mayor respeto y consideración, el ministro, que tenía conciencia de que estaba moribundo y también de que la reverencia de la multitud le colocaba ya entre el número de los santos y de los ángeles, había deseado, exhalando el último aliento en los brazos de la mujer caída, expresar ante la faz del mundo cuán completamente vano era lo que se llama virtud y perfección del hombre.
El primero que encontraron fue el Ferrer, moribundo, con la cabeza chorreando sangre, lanzando aullidos y retorciéndose lo mismo que un demonio... Ya había acabado de penar. ¡Que Dios le acogiese en su misericordia!
Palabra del Dia
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