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Actualizado: 16 de mayo de 2025
No protector suyo sino amparado por él ante la posteridad juzga a Felipe IV un escritor tan apegado a lo tradicional y monárquico como el docto don Pedro de Madrazo. Y tiene razón, pues si no fuera por los retratos donde le inmortalizó ¿qué interés inspiraría hoy la figura de aquel Rey? Fotog.
No es ese chascarrillo el que debías contar a tu hijo, Manuel dijo la tía María , sino ponerle por ejemplo lo que acaeció a aquel rico miserable que no quiso socorrer a un pobre desfallecido, ni con un pedazo de pan, ni con un trago de agua. «Permita Dios le dijo el pobre que todo cuanto toquéis, se convierta en ese oro y esa plata a que tanto apegado estáis.» Y así fue.
Los ojos espantados, con cierto extravío, de la parturiente, no expresaban ternura de ningún género; de fijo ella no pensaba en el hijo; pensaba en que sufría nada más, y en que se podía morir, y en que era una atrocidad morirse ella y quedar acá los demás. Padecía y estaba furiosa; tomaba el lance, en la suprema hora, como un condenado a muerte, inocente, pero no resignado y apegado a la vida.
B es republicano moderado y sinceramente liberal; y sinembargo, él como todos los de su generacion, pensaba que la igualdad no se podia obtener sino por merced de la autoridad, y se mostraba decididamente apegado al régimen de la centralizacion rigorosa y de la reglamentacion excesiva.
De ahí su carencia absoluta de elasticidad y tolerancia para acomodarse en país extranjero á los usos de los demas pueblos y á las necesidades de las circunstancias. Es ciertamente curioso ese fenómeno de trasformacion moral que se verifica en el Inglés, viajero tan apegado á la idea de la patria, y al mismo tiempo tan adicto á los viajes que le alejan del suelo patrio.
El plazo no podía menos de ser desgraciadamente muy corto, porque Churruca se moría a toda prisa, y cuantos le asistíamos nos asombrábamos de que alentara todavía un cuerpo en tal estado; y era que le conservaba así la fuerza del espíritu, apegado con irresistible empeño a la vida, porque para él en aquella ocasión vivir era un deber.
Detesta ó teme la guerra, pero se encanta con las escenas militares, por lo que tienen de pintoresco y sorprendente, porque en el fondo de su carácter esencialmente conservador, reácio al progreso y apegado á las tradiciones, hay cierta veleidad de novelería que le tienta á inquirir en las poblaciones todo lo que tiene el sello de lo desconocido, ó que es superior á los alcances, los hábitos y las nociones que implica la vida campestre.
Algunas veces, cuando se echaba vino en el vaso, decía sentenciosamente: Cuando se está en buena compañía, se puede beber impunemente tanto como se quiera. Germana comía siempre con buen apetito cuando el capitán estaba allí. Aquel amable cojo, tan obstinadamente apegado a la vida, le hacía acariciar una dulce esperanza y la obligaba a creer en el porvenir.
Mas a poco de esto, hacía veinticinco años a la fecha de nuestra historia tales cosas iba viendo nuestro señor don Manuel que volvió a tomar la capa, que por inútil había colgado en el rincón más hondo del armario, y cada día se fue callando más, y escribiendo menos, y arrebujándose mejor en ella, hasta que guardó las plumas, y muy apegado ya a la clemente temperatura del país y al dulce trato de sus hijos para pensar en abandonarlo, determinó abrir escuela; si bien no introdujo en el arte de enseñar, por no ser aun este muy sabido tampoco en España, novedad alguna que acomodase mejor a la educación de los hispanoamericanos fáciles y ardientes, que los torpes métodos en uso, ello es que con su Iturzaeta y su Aritmética de Krüger y su Dibujo Lineal, y unas encendidas lecciones de Historia, de que salía bufando y escapando Felipe Segundo como comido de llamas, el señor Valle sacó una generación de discípulos, un tanto románticos y dados a lo maravilloso, pero que fueron a su tiempo mancebos de honor y enemigos tenaces de los gobiernos tiránicos.
Habiéndose apagado la luz de su fe, y habiendo agotado sus afectos, se había apegado con todas las fuerzas de su naturaleza a su trabajo y a su dinero; y, como todos los objetos a que el hombre se consagra, esas cosas lo habían plasmado para adaptarlo a ellas.
Palabra del Dia
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