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Cean Bermúdez, sin precisar en qué se funda, dice que éste en 1630 tuvo el gusto de ver y tratar a don Diego Velázquez cuando pasó a Nápoles y le acompañó a ver todas las cosas dignas de aquella ciudad, y añade que en 1649 volvió a abrazar a Velázquez cuando dio otra vuelta a Italia . Fotog.

No protector suyo sino amparado por él ante la posteridad juzga a Felipe IV un escritor tan apegado a lo tradicional y monárquico como el docto don Pedro de Madrazo. Y tiene razón, pues si no fuera por los retratos donde le inmortalizó ¿qué interés inspiraría hoy la figura de aquel Rey? Fotog.

En primer término de la composición hay carrozas paradas, desde las cuales la reina doña Isabel y sus damas presencian la diversión: no lejos de ellas se ven grupos de hombres, un perro herido y un arriero con su jumento. Fotog.

Ni esta obediencia ni el encuentro con Ribera, el Españoleto que allí seguía viviendo, le entretuvieron gran cosa y regresó a Roma donde había de quedar su gloria consagrada con una de las obras más importantes que salieron de su mano. Fotog.

Pronto a reconocer mis errores, no aspiro a más satisfacción que la de traer a la memoria una de nuestras glorias más grandes en estos días tristes, cuando todas parecen muertas. Madrid, 1899. Fotog. ANTIGUA CULTURA Y DECADENCIA ESPA

Las galas con que esta ataviada son de forma feísima y sólo tolerable por las armonías de color y maravillas de ejecución que derrochó Velázquez, al pintar aquellos tisues, tules, cintas, lazos, joyas y plumas, que crujen, brillan y ondulan como si el aire las moviera. Fotog.

En M.d a 6 de Octue 1623. A P.º de Hoff Huerta. Felipe IV. Casa. Fotog. Orden aclaratoria de otra anterior, mandando dar ración a Velázquez. Orden de Su MgEn declaración de otra de 18 de S.bre de 1628. Sobre la ración y emolum.tos de Barbero de Cámara q. ha de gozar DiVelaz., Pintor.

Fotog. Carlos I llegó a tener más de seiscientos cuadros: conocido su poder, fácil es colegir los tesoros que acumularía en los palacios de los Países Bajos, de Italia y de España; sólo su tía doña Margarita de Austria, le legó más de cien pinturas: ni Francisco I de Francia, ni Enrique VIII de Inglaterra, llegaron a poseer riqueza parecida.

A algunos de ellos inmortalizó Velázquez pintándolos de suerte que siendo de tan baja ralea hoy figuran sus retratos junto a los del Rey. Si lo hizo con malicia fue grande ingenio; si careció de ella, como es de presumir por su bondad, el tiempo le ha vengado. Fotog. RUBENS EN ESPA

Fotog. Instancia del Contador de palacio al Rey sobre reclamaciones de Velázquez.