United States or Ethiopia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sin abrir la boca hacía signos negativos con la cabeza, mirando fijamente al horizonte azulado. En vano Núñez derrochó su ingenio para convencerla, en vano apeló después a las súplicas ardientes, a los dictados cariñosos. Nada, nada, el mismo inflexible signo negativo respondía constantemente a sus argumentos y a sus quejas.

Mostróse muy apurada entonces, y Narcisa, abusando de aquella turbación inocente, derrochó sobre la muchacha las recriminaciones y acudió después a las amenazas. Carmen, llena de temor, trató de calmarla, insinuando alguna promesa. El me dijo balbució que no pensaba casarse...; pero creo que lo dijo en broma...; quedó en venir pronto....

Para sus contemporáneos a excepción de pocos nobles espíritus fué un gran poeta que tenía un defecto, se emborrachaba y hacía una vida absurda: Derrochó sus felices dotes naturales, que hubiese podido desarrollar para bien de su obra y de su reputación, haciendo una vida más metódica. Al desconocido idiota que escribió esto le conozco yo personalmente.

Las galas con que esta ataviada son de forma feísima y sólo tolerable por las armonías de color y maravillas de ejecución que derrochó Velázquez, al pintar aquellos tisues, tules, cintas, lazos, joyas y plumas, que crujen, brillan y ondulan como si el aire las moviera. Fotog.

Durante el almuerzo Melchor derrochó los recursos de su espiritualidad matizando la conversación mesurada y seria de Lorenzo, a quien, como de costumbre, incitaba a la jovialidad, diciéndole más de una vez: No temas... come; ¡pero ríe! porque la risa es el gran digestivo; jamás la mesa llenará su función si no comprende estas tres condiciones fundamentales: buenos y abundantes alimentos; buena y abundante conversación: ¡y a cada bocado una carcajada formidable!

Sacrifican así, esos espíritus escogidos, una gloria seria y permanente, por una gloria inconsistente y del momento. Cané principió por dejarse seducir por el diarismo político y derrochó un espléndido talento en escribir artículos de combate que, deslumbradores fuegos de artificio, vivieron lo que viven las rosas, el espacio de unas horas. ¿Quién se acuerda hoy de ellos?

Sus contemporáneos acusaron a Amat de poca pureza en el manejo de los fondos públicos, y daban por prueba de su acusación que vino de Chile con pequeña fortuna y que, a pesar de lo mucho que derrochó con la Perricholi, que gastaba un lujo insultante, salió del mando millonario.

Ya sabes que esa señora derrochó dos fortunas en comistrajos... Di una cosa: ayer pusiste para almorzar merluza frita. Es que creí que el médico te mandaría tomarla. Por eso se trajo. Después resultó que no. Oye una cosa... ¿Dónde está ahora Cándida? Está en la Furriela. No temas que te oiga. ¿Por qué no haces, con buen modo, que se vaya a comer a su casa? No me gustan convidados perpetuos.