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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Tú caminas para Córdoba: tu frente la veo de berroqueña, como antaño, y por último y feliz horóscopo, tus luengas orejas no han menguado ni un negro de la uña... ¡Oh, qué suerte tan dichosa te espera!; dame paz en el rostro y prométeme tu gracia y favor...
Si en vez de esa beata viviera al lado de Pez una dama que reuniera en sus salones lo más selecto de la política, ya Pez sería ministro... De veras... ¡si yo tuviera a mi lado un sujeto semejante...! Pero vaya usted a hacer ministro a Bringas, un hombre que se pone de mal humor cuando hay que dar agua con azucarillo a cualquiera que viene a casa; un hombre que quiere que me vista de hábito y lleve a los niños con alpargatas. ¡Ah!, roñoso, menguado, nunca serás nada... ¡Oh Pez!, si tuvieras por esposa a la mujer que te corresponde, ¿cómo habías de consentir que saliera a la calle hecha un adefesio para ponerte en ridículo?... Aprende tú, bobo, de quien con cincuenta mil reales de sueldo vive con la apariencia de doce mil duros de renta y paga veinticuatro mil reales de casa.
Al primer grito herido de Montiño, una de las dos mujeres levantó la cabeza, y la otra se estrechó más contra su compañera; en el momento en que una de las mujeres le miró, la luz del farol hería de lleno la calva frente de Montiño, levantada al cielo en una actitud más épica y más impía que la que puede suponerse en Ayax amenazando á los dioses; verle aquella mujer, y esconder otra vez, temblando, su cabeza, entre el seno y el hombro de su compañera, fué todo cosa de un momento, y uno de los dos hombres que estaban en un ángulo, y que no le veían el rostro por la razón capital de que le veían las espaldas, le dijo con acento áspero é insolente: Háganos el menguado la merced de callar, que aquí, al que más y al que menos le huele el pescuezo á cáñamo, y no alborote de ese modo.
En la actualidad la señora de Alzaola es individua de varias juntas de beneficencia, hace con frecuencia donativos de consideración que anuncían los periódicos, y suele mandar que paguen a su lavandera con bonos de los que el Ayuntamiento distribuye a los pobres. Otra de las invitadas era Pura Menguado, una casi niña, de diez y nueve años, sobrina de la condesa de Busdonguillo.
Por cada calle que se recorre, el pié tropieza con algo que parece ser un pedazo del cadáver colosal de Roma. Donde quiera se ve alguna inscripcion romana, byzantina ó gótica, grabada en alguna lápida que un albañil iliterato ajustó de lado ó á la inversa en el muro remendado de alguna casa de menguado aspecto.
Entonces, si ese caballero no ha dado motivo para que sospechéis... para que temáis en la reina un escándalo, un increíble olvido de sí misma, el hablador, el menguado cocinero del rey ha sido sin duda quien... Sí, él ha sido... dice que... su sobrino... él llama su sobrino á ese joven... entró anoche en el cuarto de su majestad.
El licenciado respondió: ''Yo soy, hermano, el que me voy; que ya no tengo necesidad de estar más aquí, por lo que doy infinitas gracias a los cielos, que tan grande merced me han hecho''. ''Mirad lo que decís, licenciado, no os engañe el diablo -replicó el loco-; sosegad el pie, y estaos quedito en vuestra casa, y ahorraréis la vuelta''. ''Yo sé que estoy bueno -replicó el licenciado-, y no habrá para qué tornar a andar estaciones''. ¿Vos bueno? -dijo el loco-: agora bien, ello dirá; andad con Dios, pero yo os voto a Júpiter, cuya majestad yo represento en la tierra, que por solo este pecado que hoy comete Sevilla, en sacaros desta casa y en teneros por cuerdo, tengo de hacer un tal castigo en ella, que quede memoria dél por todos los siglos del los siglos, amén. ¿No sabes tú, licenciadillo menguado, que lo podré hacer, pues, como digo, soy Júpiter Tonante, que tengo en mis manos los rayos abrasadores con que puedo y suelo amenazar y destruir el mundo?
En la primera parte se ven: casas de menguado y repelente aspecto, calles sucias, tortuosas y estrechas, callejones sin salida, plazas de arcadas sombrías y arquitectura pesada y empírica, torreones góticos y monumentales, numerosas iglesias medio arruinadas pero venerables por sus bellas fachadas cuajadas de trabajos artísticos; miéntras que el aspecto de las gentes y el movimiento mesurado de todos los objetos en las calles y plazas revela la tenacidad de los hábitos, el abandono y la fria austeridad de las costumbres.
Nada prueba mas nuestro menguado interes en el adelanto de la patria, nada nuestra escasez é ignorancia vergonzosa, y nada en fin nuestra indolencia hácia nuestro verdadero interes y subsistencia, que la apatia que acaba de referirse.
Con el espantoso desequilibrio que trajeron al menguado presupuesto, las botas nuevas y otros artículos de verdadera superfluidad, como pomada, tarjetas, etc., en los cuales fue preciso invertir sumas de relativa consideración, se quedó Frasquito enteramente vacío de barriga y sin saber dónde ni cómo había que llenarla.
Palabra del Dia
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