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Actualizado: 2 de mayo de 2025
¡Y que lección encierra aquel sueño opresor! Ante una sepultura pusiéronme en la tierra, abrieron mi ataud y después... ¡oh dolor! En el horrendo estado de la disgregación mi carne, barro siempre, había entrado, ahuyentando el encanto de la humana ficción. La musa idolatrada de mi ardiente querer, y aquella novia enferma de ilusión, tan amada, gimieron mucho, pero resistiéndose a ver...
Si no hubieras salido de casa de la tía, ella te habría cuidado bien. ¡Qué tremenda lección!». Mariano no decía nada, y con la barba hundida en el pecho, tan pronto miraba al suelo como al rostro de su hermana. «¿No me dices nada? preguntó ella impaciente . ¿Te has vuelto mudo? Esa cara, ese mirar, ¿qué son?, ¿arrepentimiento o señal de mayor barbarie? ¡Ah!
Está usted cansado me dijo, y esta noche hablaremos mejor. Irá usted, ¿verdad? Trataré de ir. Su cara se ensombreció. ¿Qué puede impedírselo? ¿Una invitación? ¿Un placer? No hay placer para mí sin usted, Luciana. Esta noche iré, aunque sea tarde. Quiero hablar con Lacante, que no ha podido decirme más que dos palabras a la salida de la lección.
Por las sotanas se perdió don Carlos V, y al VII no le aprovechó la lección. Allá se las haya. ¿No querías religión?, pues ahí la tienes; atrácate de curas, indigéstate y revienta. Es una apreciación tuya dijo Nicolás moderando su ira , que no me parece muy fundada... esta es la cosa. ¿Tú qué sabes lo que es el mundo y la realidad? Estás en babia.
Tiago le había llevado consigo á San Diego! Y sin embargo se aprendía de memoria la leccion sin dejar una coma, ¡aunque sin comprender mucho de ella!
En la mente de Fray Miguel se realizó así saludable mudanza. En virtud de ella, depuso todo enojo contra el Padre Ambrosio. Lo que tal vez consideraba antes como burla, le pareció lección provechosa, rica en beatíficos resultados.
Nené traviesa. ¡Quién sabe si hay una niña que se parezca a Nené! Un viejito que sabe mucho dice que todas las niñas son como Nené. A Nené le gusta más jugar a «mamá», o «a tiendas», o «a hacer dulces» con sus muñecas, que dar la lección de «treses y de cuatros» con la maestra que le viene a enseñar. Porque Nené no tiene mamá: su mamá se ha muerto: y por eso tiene Nené maestra.
¡Bravo, valientes muchachos! gritó Van-Stael . Es una lección que no olvidarán en mucho tiempo. ¡A los depósitos de trépang, amigos míos! Veo algunos indígenas moverse por allí. Se lanzó hacia las tiendas, entre las cuales se revolcaban algunos australianos en las últimas convulsiones de la agonía; y cuando estuvo cerca dió un grito de furor. ¡Oh!... ¡Miserables!
Oiga la verdad que imprime en estas líneas un oscuro y pobre escritor, que no tiene en el mundo otro caudal, ni otra esperanza, ni otro consuelo, que la religion de su penoso y elevado oficio; oficio que él estima tanto como D. José Salamanca su fausto y sus millones. Oiga una vez la leccion severa de la moral, quien ha recibido tantas veces las caricias aduladoras de la fortuna.
Tan distraída estaba, de tal modo se le escapaba el pensamiento para entregarse a su viciosa maña de reproducir escenas y hechos pasados, presentes y futuros, el habla y figura de distintas personas, que no atendía a la lección más que con los ojos y con un mutismo respetuoso que Relimpio tomaba por la mejor forma de atención posible. Empezaba el verano.
Palabra del Dia
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