Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Durante el presto con fuoco, Maxi se decía: «Parece mentira que dudara yo un instante de que aquello era la pura realidad... ¡Y lo creí sueño...!, ¡qué imbécil!... Un dato tomado de la existencia positiva me ha quitado todas las dudas. Ahora no me basta con la lógica, necesito ver algo más... y veré. ¡Qué lección para mi mujer! ¡Oh! Dios mío, ahora me asalta otra duda horrible.
El doctor Alsina, dando lección en la Universidad sobre legislación, después de explicar lo que era el despotismo, añadía esta frase final: «En suma, señores: ¿quieren ustedes tener una idea cabal de lo que es el despotismo?
Efecto inmediato. Verán ustedes... Si se le da a un anacoreta, en seguida se pone a bailar». Como la nueva fase del trastorno de Maxi era pacífica, tía y esposa estaban en expectativa. Por las noches no se movía de la cama, y si bien es verdad que hablaba solo, hacíalo en voz baja, en el tono de los chicos que se aprenden la lección.
Como son las tres de la tarde, y ésta de un día de trabajo, tenemos que encontrarnos, al atravesar el citado salón, con dos largas filas de muchachos sentados ante un doble atril, sobre el que unos escriben y repasan otros la lección que han de dar más tarde en la mesa presidencial que ocupa el maestro, cuya diestra no suelta la tremenda palmeta de cinco agujeros.
Ahí tienes la maravillosa arma de la lógica humana, con la cual te hiero para sanarte. Más vale morir aprendiendo, que vivir ignorando. Esta lección terrible puede llevarte hasta la santidad, que es el estado en que yo me encuentro. ¿Y quién me ha traído a mí a este bendito estado? Pues una lección, una simple lección. Mira, Fortunata, bendito sea el cuchillo que sana.
No las critico ni las excuso; nadie puede decir con certeza quién tiene razón y quién no la tiene. ¡Cambiamos de creencias con tanta facilidad los seres humanos!... Antes de que usted viniese á este país yo pensaba de un modo, y ahora reconozco que veo las cosas de distinta manera.... Pero no nos salgamos de la lección.
Algo de esto me parece que indicó a mi amo, hablándole quedamente al oído, y D. Alonso debió de darle una lección de caballerosidad, porque le oí decir: «Somos prisioneros, Marcial; somos prisioneros». Lo peor del caso es que no divisábamos ningún barco. El Pince se había apartado de donde estaba; ninguna luz nos indicaba la presencia de un buque enemigo.
El cura colocaba cerca de sí la caja de rapé, un gran pañuelo a cuadros sobre el brazo del sillón y la lección comenzaba. Cuando no había sido muy grande mi pereza, las cosas iban bien, mientras se tratase de deberes a corregir, porque aunque fuesen siempre de lo más corto posible, por lo menos estaban hechos con prolijidad. Mi letra era clara y mi estilo fácil.
Has creído que la soledad es el mejor de los consejeros. Y ¿ahora qué opinas? ¿Qué consejo te ha dado, qué opinión que te sirva, qué lección de conducta? ¡Callar siempre! dije con acento de desesperación. Si ésa es tu resolución definitiva, te invito a cambiar de sistema.
Estaba siempre ante sus ojos, como un maestro amenazador, pronto a corregir el más leve descuido en la lección. Lo que más temía el pobre diestro, encerrado en su traje de seda roja con grandes golpes de oro, era el regreso a casa en las tardes que su padre fruncía el ceño, mostrándose descontento.
Palabra del Dia
Otros Mirando