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Actualizado: 11 de octubre de 2025


Voy a aparecer con más gasto que un rey. La risa tan franca y ruidosa del duque molestó y corrió extraordinariamente a Calderón. No a qué viene esa risa.... Si sale de la caja, en el capítulo de gastos está.... De todas maneras, Antonio, más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena. El duque, de algún tiempo a esta parte, menudeaba las visitas a su amigo y compañero.

Frente a ella, violentamente iluminado por el resplandor de una lámpara eléctrica se hallaba Juan. Pálido y extraordinariamente enflaquecido, parecía contemplar con pasión algo que estaba sobre el muro y que ella no veía. Tuvo que sofocar un grito de sorpresa; tan cambiado lo encontraba. ¿Qué miraría con aquellos ojos extasiados?

Si se trata de la hija de Pitágoras, una de las primeras que ilustró el nombre de solterona, se cuenta que el filósofo, suponiendo haber sido mujer en una vida anterior, tenía una alta idea de la excelencia de la mujer, en lo que difería extraordinariamente de sus contemporáneos, y había reivindicado la encarnación de la antigua sabiduría en un hermoso tipo femenino.

Otra comedia extravagante, á la que no faltan detalles singulares, es El negro del mejor amo. Sólo expondremos su argumento, extraordinariamente complicado, en sus rasgos más principales. La escena es en Palermo. Don Pedro Portocarrero, noble español, jura odio eterno al conde César, por haber dado muerte á su hermano; después de matar á dos parientes del Conde, sin poder vengarse de su principal enemigo, se oculta en el convento de San Francisco para evitar las persecuciones de la justicia. Entra á servirlo un negro, llamado Rosambuco, hombre salvaje y feroz, que antes había sido pirata y hecho prisionero en una pelea con los españoles. El horóscopo del nacimiento de este negro predecía que su fama sería grande, y que llegaría á ser el favorito del Soberano más poderoso del orbe, lo cual aumenta aún más su insolencia. Don Pedro encuentra en él el más dócil y apropiado instrumento para realizar sus proyectos vindicativos, y concierta con él que fuerce una noche las puertas de la casa del conde César; que robe á su hermana Laura, á quien ama Don Pedro, y que vengue en la sangre del hermano la muerte del suyo. Aborta el plan, sin embargo, y los dos cómplices se ven de nuevo obligados á regresar á su asilo. Rosambuco quiere hollar el patio del convento, y pasar por delante de la estatua del fundador (Benedicto Sforza), cuando éste lo llama y le dice con voz sepulcral, que cómo malgasta su fuerza en infames acciones, cuando Dios lo ha elegido para ser la joya y gala de su convento. El negro no lo oye, y sigue profanando el sagrado recinto con su vida licenciosa. Una noche, con los más culpables designios, intenta penetrar en el principal santuario del convento, en la capilla del Hijo de Dios; pero se le aparece

Yo te descubriré un nuevo mundo en tu alma, te haré ver mil asombrosas maravillas que hasta ahora no has conocido, aunque de todas ellas has de tener una idea confusa, una idea vaga. ¿No sientes en tu pobre alma?... ¿cómo te lo diré?, el brotecillo, el pimpollo de una virtud que es la más preciosa y la madre de todas, la humildad, una virtud por la cual gozamos extraordinariamente ¡mira qué cosa tan rara!, al vernos inferiores a los demás?

Elena estaba extraordinariamente desolada. Pero, ¿y los hijos, papá, qué mal han hecho? ¡Si los hubieseis visto devorar el pan y la carne! Tienen hambre y están hechos jirones... ¡Y la madre está tan enferma! No creo que tenga cura. Seguramente que no exclamó Polidora. Todo lo que se haga por ella será como no hacer nada. Papá, te lo ruego; permíteme al menos que les envíe algún socorro.

A ella vivía enteramente consagrado don Gaspar: sólo para guardarla y protegerla quería que Dios le prolongase los días. No era hermosa ni siquiera bonita, y habiendo de ser extraordinariamente rica, quedaba su porvenir a merced del primer hombre que movido de ruin codicia se fingiese prendado de ella.

El día de mi casamiento amaneció radiante; nunca me pareció más azul la bóveda del cielo. Después me han dicho que estaba nublado, pero no lo creo. Una muchedumbre simpática y amiga se apiñaba en la iglesia. Y murmuraba: ¡Qué linda novia! ¡Qué tranquila está! ¡Qué cara de felicidad! La verdad es que yo estaba extraordinariamente tranquila.

»Tuvimos un grave disgusto: el lindo perrito de la buena señora Tagarief, la esposa de nuestro querido secretario, el adorable «Tú-Tú» desapareció en la mañana del quince. Hizo la policía averiguaciones urgentes, mas «Tú-Tú» no ha parecido, y nuestro sentimiento es mayor cuanto es sabido que el populacho de Pekín aprecia extraordinariamente estos perritos, guisados en caldo de azúcar.

¡Julia!... Le dio un vuelco el corazón. Había hallado lo que buscaba: aquella cabeza semejaba extraordinariamente a la de su hermana, no sólo juzgando por el recuerdo de la infancia, sino por el retrato que de ella poseía, regalo de su padre.

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