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Con él, sus días habrían sido tranquilos y serenos, y seguramente hubiera sido feliz... Pero a aquella dicha uniforme, a aquella calma de los sentidos, prefería las emociones fuertes, la vida del alma. Había llegado hasta a envidiar, casi, los sufrimientos de su hermana; y en sus ideas novelescas miraba el claustro como un asilo seguro donde podría ser desgraciada a su gusto.

Algo parecido a esto de Sócrates y Sófocles se lo dijo Apolonio a Belarmino, en el asilo y en coyuntura bastante dramática; lo cual me hace suponer que Escobar y Apolonio habían llegado a ser amigos, y que el zapatero estaba inspirado por las teorías del Estudiantón. Se observará que estas teorías son enteramente opuestas a las de don Amaranto.

De tanto verla pasar por la calle de Raimundo Lulio, camino del asilo de la de Alburquerque, llegó a imaginar que la trataba. Siempre que había función pública en la capilla del asilo, iba doña Lupe, deseosa de introducirse y de hacer migas con la santa.

Pues bien: algunas horas antes de la que señalaron para la partida salí a la calle, impulsado por un sentimiento de amor hacia los laberintos de aquella ciudad que en sus repliegues escondidos había dado un asilo a mi tristeza. Sentía salir de Córdoba como siente el ermitaño dejar su cueva.

Doña Luz quería imitar en esto a Vitoria Colonna, y esperar a su héroe, a su sol, a su amante, cuando viniese a reposar en aquel rústico asilo, que el amor de ella había de colmar de hechizos y de deleite. No quería, en suma, ser para él carga gravosa en Madrid, sino descanso, refugio, consolación santa y dulce, en aquella aldea.

Aquí abajo, las oraciones no dan gran resultado; yo recé en otro tiempo para que mi hijo no se separase de , y murió en un asilo. Yo pedí, cuando aun era joven, muchas cosas a Dios, y mis oraciones no sirvieron de nada. Ya no rezo nunca... No, señores, no soy cristiana, y cuanto el señor abogado ha dicho es una monserga. ¡Soy Grucha la prostituta, y nada más!

Las cosas están en feliz reposo, cuando se hallan en su lugar natural; el lugar del corazón humano es el corazón de Dios, y el suyo está en este asilo seguro. Coma otro confite. ¿Qué es eso, hijo mío, qué es eso? Yo estaba colocando sobre el breviario abierto, en una página del Evangelio de la pobreza, un fajo de billetes del «Banco de Inglaterra», y balbuceé: Un recuerdo para sus pobres...

El puerto de la Colonia del Sacramento es algo mejor, por razon del asilo que recibe de la isla de San Gabriel y la tierra mas alta, pudiendo los navios anclar cerca de la playa; no obstante lo cual está demasiado abierto, y espuesto á los vientos, y tiene algunas peñas y escollos, siendo absolutamente necesario un buen piloto para navegar por él con seguridad.

Pero la verdadera Mamette había debido llorar mucho durante su vida, y estaba aún más arrugada que la otra. También, como la otra, tenía junto a una niña del asilo de huérfanas, guardianita con esclavina azul que nunca la abandonaba, y el ver esos viejos amparados por esas huérfanas, era lo más conmovedor que puede concebirse.

Entró Guillermina en su casa a las nueve y media de aquel día que debía de ser memorable. Tan temprano, y ya había andado aquella mujer medio mundo, oído tres misas y visitado el asilo viejo y el que estaba en construcción, despachando de paso algunas diligencias.