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Actualizado: 9 de junio de 2025


Gracias á Calvino, que regularizó el movimiento y consolidó sus resultados, Ginebra se hizo la metrópoli del protestantismo reformado y la base de la organizacion republicana en el sur de Suiza . Admira la energía con que esa pequeña ciudad, rodeada de enemigos y aislada entre sus fortificaciones, pudo hacer respetar su nacionalidad hasta 1798, servir de asilo seguro á todos los proscritos y perseguidos en el continente, aun en presencia del poderoso Luis XIV, y glorificarse como centro fecundo de civilizacion, actividad económica y propaganda literaria, política y religiosa.

Tan joven aún y tan desgraciado, desilusionado de la vida y de la sociedad por una experiencia precoz, extraño a los hombres que han lacerado mi corazón, y privado de toda esperanza, he buscado un asilo en mi miseria y no lo he encontrado.

A ti te pasará lo que a Belarmino, si no afilas la uña y te sacudes la mangana y la sandez. Soy amiga del hablar claro. Despierta o, desde luego, te auguro que terminaréis, Belarmino y , en un asilo de caridad.

Gonzalo, que todas las mañanas a primera hora iba por el Saloncillo, la leyó en una gacetilla tan infame como hipócrita del Joven Sarriense. «Circula por la población la especie decía de que una señora, protagonista de cierto drama amoroso no ha mucho tiempo acaecido, se ha fugado en compañía de su amante del asilo donde su familia la había recluído.

Puede haber sido dependencia de la parroquia; pudiera quizás tambien haber servido de asilo á algunas religiosas ahuyentadas de su monasterio de la Sierra cuando las del monasterio Tabanense, entregado á las llamas, se refugiaron asimismo en una casa contigua á la basílica de S. Cipriano.

Luego que salieron de la ciudad las tres citadas compañias de caballeria, entraron los indios rebeldes sin la menor resistencia, y ejecutaron las mas atroces crueldades. Mataron mas de 400 españoles y mestizos de uno y otro sexo, sin reservar las criaturas de pecho. Dentro de la casa del cura, de la iglesia mayor que buscaban por asilo, pasaron á cuchillo á muchos infelices.

Hacia 1619 fué acusado Herrera de monedero falso, y como quiera que el artista considerábase perdido y próximo á caer en las garras de la justicia, huyó á buscar asilo en el convento de san Hermenegildo.

Oigan ustedes este golpe: Un día dije: 'Voy a ver a D. Amadeo'. Pido mi audiencia, llego, entro, me recibe muy serio. Yo imperturbable, le hablé de mi asilo y le dije que esperaba algún auxilio de su real munificencia. ¿Un asilo de ancianos? me preguntó. 'No señor, de niños'. ¿Son muchos?. Y no dijo más. Me miraba con afabilidad. ¡Qué hombre!, ¡qué bocaza!

Más que reunir dinero para el asilo, preocupaba a la dama el ver resuelto según su deseo lo que ella y su marido habían tratado la noche anterior. Movida de este afán, así que se marcharon Moreno y Villalonga, cogió por su cuenta al Delfín, y otra vez trataron ambos la cuestión de la ruptura.

Es que sentía un cierto consuelo en confeccionar ropas de niño y en suponer que aquellas mangas iban a abrigar bracitos desnudos. Ya había hecho dos visitas al asilo de la calle de Alburquerque y acompañado una vez a Guillermina en sus excursiones a las miserables zahúrdas donde viven los pobres de la Inclusa y Hospital.

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