Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de abril de 2025


Pronunciad, pronunciad sin temor el nombre de esa señora dijo Dorotea ; no es la comedianta, no es la mujer perdida quien os lo pregunta, no es tampoco la mujer celosa; es vuestra hermana, vuestra buena hermana, que porque os ama, ama á la mujer que os ama y es también hermana suya; decidme su nombre. Doña Clara Soldevilla contestó don Juan con acento opaco. ¡Ah, la famosa menina de la reina!

La fisonomía de Jacobo se puso sonriente y el joven se sentó entre su madre y su hermana. Pero bastante hemos hablado de esas atrocidades y de sus autores. Purifiquemos nuestro pensamiento y dulcifiquemos nuestro corazón. Decidme lo que hacéis y cómo estáis instaladas en Londres. No quiero que viváis ya tristes y encerradas; se acabaron los trajes negros y los velos sombríos.

La de vuestro padre. Creo que mi padre hubiera tenido en estas circunstancias tan poco cuidado como yo. Créelo sin dificultad y me alegro de que os parezcáis á vuestro padre. Sólo por eso os había llamado: estaba cuidadoso por vos. Y decidme, ¿si no habéis dormido, tendrá la culpa doña Clara Soldevilla? ¡Cómo! ¡pues qué! ¿Sabéis...? Yo lo todo. Tenéis sin duda un diablo familiar.

Tenéis un pico de oro, sabéis adoptar elegantes posturas; pero decidme: ¿qué haríais si quisieran raptarnos durante la noche? ESCIPIÓN. Velaremos la noche entera. Además, espero que vosotras no querréis marcharos. VERÓNICA. ¿Por qué están tan lejos? ¡Yo quiero que se acerquen! VOCES FEMENINAS. ¡Por favor, detenedla! CLEOPATRA. ¡Tiene gracia lo seguro que estáis de vosotros mismos!

Pero decidme; habiéndole tenido á vuestra merced ¿por qué no lo matasteis? ¿Matar á mi hermano? ¿Y por qué no? dijo la resuelta doncella con expresión de cólera que dió nuevo encanto á su lindo rostro.

Para abreviar, sólo os diré que desconfiéis de todos los que hasta ahora se han llamado vuestros amigos, y que busquéis para ayudaros, porque no hay hombre sin hombre, á alguno que os haya dicho frente á frente que es vuestro enemigo. ¿Habéis querido que os pregunte quién es ese hombre? Puede ser. Pues bien, decidme cómo se llama.

¿Nada más?... Nada más. Y decidme: ¿quién os dijo que don Rodrigo Calderón tenía ciertas cartas? ¿Qué cartas?... Cartas que comprometían... No os entiendo, señora. ¡Montiño, estáis comiendo el pan de su majestad!... Eso es muy cierto, señora... pero... suceden tales cosas, que no qué hacer... no qué decir... Pues es necesario que sepamos á qué atenernos...

¡El confesor del rey! ¡La reina apela al hierro! ¡Oh! ¡oh! la lucha es encarnizada... y bien, será preciso obrar de una manera decidida... No digáis es necesario obrar... decidme obrad, y obro. Estas cartas son ya insuficientes... vuecencia no puede pedirme que me pierda al perder á la reina... la reina lo arrostra todo... imitémosla.

En este caso, quizá os fuera fácil justificar vuestra intervención, y probar vuestra inocencia... Vamos, decidme cómo pasaron las cosas. Lo todo, pero deseo encontrar en vuestro relato, medio de defensa de vuestros enemigos. No me ocultéis nada. Después os diré el infame proyecto formado para perderos. El intendente vacilaba aún e inclinaba la cabeza para reflexionar.

Decidme exclamó Ramiro sonriendo: ¿qué batalla habrá por el mundo más dura que mi porfía, qué adarve más áspero que vuestro corazón, qué infieles más temibles que esos vuestros ojos, mi señora? Muy tierno me requebráis. Quiero pensar que lo decís de vero. Los dos callaron.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando