Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
¿Habría notado que el Príncipe trataba mejor últimamente a la difunta? No sé, señor. ¿Y si lo hubiera notado amando al Príncipe, no podrían los celos haber armado su brazo? La criada no contestó, casi comprendiendo que el magistrado, más que interrogarla, no hacía sino hablar consigo mismo, pensar en alta voz. LOS RECUERDOS DE ROBERTO V
Dirán: la condesa de Lemos es querida de Quevedo; y bien, vos me habéis enseñado á despreciar al mundo. Ya no llueve dijo Quevedo. Como que estamos bajo techado contestó doña Catalina ; ahora vamos á subir... y yo os doy la mano. No hablaba yo de esta subida. Pues mirad, yo estoy muy contenta. No veo el motivo. Os tengo. ¡Pero si decís que no os amo!
Simpático, el viejo, ¿eh? dijo Lorenzo al subir al break. ¡Y diablo! le contestó Baldomero, él sabe darse maña para arreglar cualquier enredo dejando contento a todos. ¿Debe ser muy viejo, no? ¡Viejísimo! señor, si cuando yo vine aquí, al campo de los «Astules» y ¡mire que hace años! ya era viejo blanco en canas... Y don Melchor, ¿para dónde agarramos? ¿Iremos hasta el arroyo?
Nieves le contestó, armándose de la mayor firmeza que pudo: Mira, papá, yo hablaría contigo de muy buena gana sobre ese asunto, y muy despacio, porque lo merece bien, como tú has dicho; pero no me atrevo, no sé... Soy una mozuela sin experiencia y sin arte... Tengo acá mi modo de ver y mis ideas... pero nada más: en mis adentros y a solas, me lo explico y lo siento bien; y si me pongo a explicártelo a ti, temo decir lo que no debo y callarme lo que debiera decir... Es falta de costumbre... y de valor. ¿No te parece esto muy natural?...
Pero tía contestó la joven , yo no sé por qué esa cruz se llama del Negro; además, ya me tenía seca tanta conversación. Entonces prosiguió la tía deberías haberle dicho que lo ignorabas; y no inducirle en un error tan craso. Estoy segura de que insertará ese disparatón cuando escriba su Viaje a España. ¿Y qué importa? dijo Rita.
Ella me agradeció por señas y dijo: Estoy todavía un poco débil, me parece que tuviera los miembros rotos; pero espero que mañana podré levantarme y atender a la casa. ¡Gran Dios, qué ideas tienes! exclamé espantada. Ella suspiró. Es necesario, es necesario. No tengo derecho de reposar. ¿Por qué no tienes derecho de reposar? Marta no contestó, poro de repente se puso a llorar amargamente.
En ese momento se oyó la voz de Melchor que gritó desde su cuarto: ¡Baldomero!... Hágame ensillar el zaino. ¡Voy, don Melchor! contestó y como si no hubiera oído la orden se dirigió hacia el sitio en que Melchor estaba, pasándose las mangas de su blusa por los ojos. Que me haga ensillar el zaino, le dije. ¿Piensa salir con esta calor?
Pues... allá veremos contestó éste, gastando media caja de fósforos en encender el puro al aire libre. Eso no hay que preguntarlo, don Simón observó Lépero , que de cuenta del señor corre dejar a usted satisfecho.
Y mirando en torno suyo, con la esperanza de que el prodigio divino no hubiera alcanzado también al señor López Moreno, añadió: Pero ¿dónde está su marido de usted?... ¿No viene?... La tierna esposa hizo otro gesto de espanto y contestó sin enternecerse demasiado: ¡En Matapuerca está..., si es que vive!... ¿En Matapuerca? exclamó Diógenes . ¡No puede ser!... Será en Matapuerco...
¿Qué tal? preguntó la Marquesa entre dientes, más con el gesto que con los labios. Y su esposo contestó con una inclinación de cabeza que quería decir: ¡Perfectamente! y en tanto se servía un buen plato de sopa de tortuga. El Marqués ya no tenía las sardinas en el cuerpo. Otro misterio como el de Balmes en el techo.
Palabra del Dia
Otros Mirando