Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de noviembre de 2025


Llegó Reyes, dio las friegas con gran ahínco, en silencio, oyendo resignado los gritos, mezclados de improperios, de su mujer, y pensando en la frente y en la voz de la Gorgheggi y en el final de La Extranjera, que estarían entonces cantando.

, hijo, quiéreme; pero haz cuenta de que soy tu madre, y que vengo a cuidar de ti. ser bunita. ¡Mia que yo bonita... con más años que San Isidro, y esta miseria y esta facha!». No menos inspirado hablando que cantando, Almudena le dijo: « ser com la zucena, branca... Com palmera del D'sierto cintura tuya... rosas y casmines boca tuya... la estrella de la tarde ojitas tuyas.

Otra vez el pastor, mensajero del Eterno, pasa junto á él cantando tristes endechas y destrozando lentamente la corona de flores, que había formado para él. Esta escena impresiona vivamente por el terror y la compasión que excita en nosotros.

No me llaméis señora dijo la Dorotea ; yo no soy señora, soy una comedianta; una mujer que ha nacido para vivir libre como los pájaros, cantando siempre de rama en rama... para estar alegre, para gozar... para tener un amante... un verdadero amante que la ame, y no la trate con esos insoportables miramientos con que vos me tratáis... que no se pase los días sin verla... que no la olvide por nada... que no se vea obligada á llamarle señor, más que de su alma... y esto dulcemente... en fin, que no la aburra, que no la entristezca, que no la fastidie.

»Gerardo Broschi, que así se llamaba, era un verdadero artista que no carecía de talento, ni tampoco de amor propio. Pero el amor a su arte le había trastornado; nunca hablaba más que de música; siempre llegaba cantando, y a veces contestaba a mi tío con un recitado.

Vamos a ver vivir, como viven en sus países de luz, al javanés en su casa de cañas, al egipcio cantando detrás de su burro, al argelino que borda la lana a la sombra del palmar, al siamés que trabaja la madera con los pies y las manos, al negro del Sudán, que sale ojeando, con la lanza de punta, de su conuco de tierra, al árabe que corre a caballo, disparando la espingarda, por la calle de dátiles, con el albornoz blanco al viento.

Y sintió la necesidad maligna de que una desgracia sobreviniera, en realidad, atraída por su augurio diabólico. Saltando y cantando sus dos primas salieron a la galería. Acababan de vestirse y sus trajes claros y sus cabellos rubios brillaban al sol.

Eso era mucho decir, porque por eso quemaban entonces a los hombres. Llorente, que ha escrito la «Vida de Las Casas» escribió también la «Historia de la Inquisición» que era quien quemaba: el rey iba de gala a ver la quemazón, con la reina y los caballeros de la corte: delante de los condenados venían cantando los obispos, con un estandarte verde: de la hoguera salía un humo negro.

Y sin saber cómo, sin querer se le apareció el Teatro Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del Casino, ni más ni menos, envuelto en una capa de embozos grana, cantando bajo los balcones de Rosina: Ecco ridente il ciel... La respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su nariz palpitaba ensanchándose, sus ojos tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared, mirando la sombra sinuosa de su cuerpo ceñido por la manta de colores.

Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías.

Palabra del Dia

vengado

Otros Mirando