United States or Palestine ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los curiosos los dejaron solos a poco; Mochi no más entraba y salía, felicitándose de que no hubiera habido una desgracia; y por fin se marchó porque le llamaba el traspunte. La doncella de la Gorgheggi, que era partiquina, tuvo que presentarse también en escena; la tiple no cantaba hasta el final del acto.

Sin contar con que Bonifacio, menos instruido todavía que su historiador, ni de propósito hubiera podido dar con ciertas frases que aquí suelen usarse para interpretar aproximadamente las tribulaciones de su espíritu. Fuera como fuera, la Gorgheggi no despertó con todo aquel ruido.... psicológico de su querido.

La expresión... el gesto... la viveza de la mirada... y el fuego.... Y añadió, sonriendo a la Gorgheggi, como diciéndoselo en secreto: Mas... las facciones son aquí más perfectas.... ¡Ah, ; eso ! Más perfectas... dijo la tiple, que continuó explicando que era la Parini una ilustre artista florentina, sin rival entre las trágicas de su tiempo.

El día anterior, el lechuguino, que en vano había querido conquistar a la Gorgheggi, había dicho en la tienda de Cascos: Estos señores creen que usted se entiende con la tiple, Sr. Reyes; pero yo defiendo la virtud de usted... y le ayudo en su campaña para desarmar la calumnia. Y mi argumento es este: «El Sr.

Se le pasó por las mientes la idea de que la Gorgheggi fuera un gran capitán, un caudillo de amazonas de la moral, de mujeres de rompe y rasga; y ella iría a su lado como corneta de órdenes, como abanderado, fiel a sus insignias.

Bonis nada podía oponer, porque las lecciones se daban con su beneplácito, y además podía observar que su mujer pasaba algunas horas cada día estudiando solfeo y machacando teclas. Lo que iba viento en popa era lo de la fábrica de Productos Químicos y la reconstitución de la Compañía de ópera con la base del terceto; a saber: la Gorgheggi, Mochi y Minghetti.

Vaya si es guapa dijo . Ya he visto yo esa cara. ¿Cómo se llama esa?, ¿la cuántos?... Serafina Gorgheggi, creo.... ¡Crees!... Pero ¿no lo sabes de seguro? Puede que la confunda con la contralto. Puede. Pero... no; , es la tiple; justo, la Gorgheggi. Ahora estás seguro, ¿eh? , seguro. Bonis se admiraba a mismo. ¡Aquello era crecerse ante el peligro!

Los de allá, como llamaban a Mochi y a la Gorgheggi, todos los de la alegre compañía, escribieron preguntando con gran interés por la salud de Emma. Minghetti era el encargado de aquella correspondencia por parte de los de acá. A La Coruña iban pocas cartas; pero de La Coruña venían con abundancia. Los ausentes sentían nostalgia de la vita bona que habían dejado.

La Gorgheggi extendió un brazo y señaló a lo alto, hacia el coro: Del organista. ¡Ah! exclamó Bonis, como si hubiera sentido a su amada envenenarle la boca al darle un beso.... Se separó del altar; se afirmó bien sobre los pies; sonrió como estaba sonriendo San Sebastián, allí cerca, acribillado de flechas. Serafina..., te lo perdono..., porque a ti debo perdonártelo todo.... Mi hijo es mi hijo.

No había leído el sobre de la carta, que guardó azorado en el bolsillo. Pero no necesitaba leer nada. Estaba seguro; era de Serafina. En efecto; en el café de la Oliva leyó aquel pliego, en que la Gorgheggi se le quejaba como una Dido muy versada en el estilo epistolar. ¡Qué elocuencia en los reproches! Toda aquella prosa le llegó al alma.