United States or Uzbekistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aguirreche quedaba para las dos; pero como mi tía Úrsula, sintiendo cierta veleidad mística, había manifestado el deseo de entrar en el convento de Santa Clara, y mi madre no quería para vivir la antigua casa solariega, decidieron alquilarla. Yo, movido por el interés de averiguar el paradero de mi tío Juan, registré los armarios de la abuela y leí todas las cartas y papeles viejos.

No sentía ninguna veleidad feroz; era lo mismo que la criaturita que le amaba tan entrañablemente sin que siquiera lo sospechara. Certifico que jamás se le pasó por la mente envenenar a su rival, ni atravesarlo de parte a parte en ningún claro de bosque solitario y poético. Cuando vio sus ilusiones hechas humo, vino de visita con el comandante.

Detesta ó teme la guerra, pero se encanta con las escenas militares, por lo que tienen de pintoresco y sorprendente, porque en el fondo de su carácter esencialmente conservador, reácio al progreso y apegado á las tradiciones, hay cierta veleidad de novelería que le tienta á inquirir en las poblaciones todo lo que tiene el sello de lo desconocido, ó que es superior á los alcances, los hábitos y las nociones que implica la vida campestre.

El deseo se refiere á un goce que no es, pero que puede ser; nuestro querer y no querer, nuestro amor y nuestro odio, se refieren muchas veces á cosas puramente ideales, cuyo puro idealismo conocemos perfectamente; mas esto no quita que no las queramos. Así deseamos que sucedan cosas que no son; y podemos llevar nuestra veleidad hasta desear lo que sabemos que es imposible.

Esta veleidad infatigable está reflejada en casi todos los edificios públicos, en el Luxemburgo tambien, y por esto dije que tiene una historia curiosa y picante. Roberto Harlay de Sancy construyó un edificio, en el terreno que hoy se llama Jardin de Luxemburgo, hácia el año de 1550, y probablemente aquella fábrica se denominaria Hotel de Harlay.

Menchaca era el hombre de iniciativa y de brío, el que concebía los proyectos; Cepeda resolvía los detalles y las dificultades prácticas. Menchaca, cuando se instaló en Cádiz, tuvo la veleidad de poner casa a una muchacha de Puerto Real, y de pasear con ella en coche y regalarla trajes y joyas.

Acaso se había ya desvanecido su repentina veleidad por Julio, ante este muchacho abatido por desdicha de amor, y que parecía necesitar tanto de un fino consuelo. Y no hay otro remedio, efectivamente, murmuró él sumido ahora en una vaguedad de inconsciencia. Pero no me resigno. ¿Qué puedo hacer, Lucía? ¿Qué puedo hacer?

Y los públicos, impresionados por estas noticias, fijaban sus ojos en el torero apenas salía a la plaza, con una predisposición a encontrar malo todo cuanto hiciese, así como antes le aplaudían hasta en sus defectos. La veleidad característica de las muchedumbres ayudaba a este cambio de opinión.

Tendría mis sospechas de que un día pudiera cambiar también su condición espiritual, y aun su misma adhesión; que quien no es constante consigo misma, con su propia naturaleza, con sus propios atributos físicos, puede extender a cosas más graves su frívola veleidad. En la propensión a lo teatral hay siempre algún peligro. En la Edad Media se hacía un mundo aparte del mundo teatral.

Observábase la veleidad y rareza de vientos que pocas veces se ofrece: ejemplo, una brisa abrasadora del Este, una ráfaga huracanada procedente constantemente de la parte serena. Un día que nos encontrábamos sentados en las pinadas, azotadas por el viento, aunque un tanto abrigadas por la luna, oímos una voz juvenil, extraordinariamente clara y penetrante, de un timbre muy acerado.