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Al fin pareció quedar inmóvil, sumiéndose en los lejanos términos del horizonte solitario, en la llanura sin límites, donde le harían dormitar con las velas desmayadas las ardientes calmas diurnas; donde avanzaría de noche igual a un fantasma, rodeado de espumas fosforescentes, balanceándose la luna enorme y amarillenta entre el boscaje de su arboladura.

Salvador chocó, no «los cinco», sino «los diez», tendiendo las dos manos al marino con muda gratitud. Había atendido a la última parte de aquella franca confidencia con una inquietante perplejidad, sumiéndose en temores agrios y mordientes, con la conciencia alterada por la zozobra cruel de haber abandonado a Carmen en medio de los peligros siniestros de la casona de Rucanto.

El joven repetía con obstinación su frase, como el que, acostado, masculla sin cesar la misma oración para aturdirse y coger el sueño; y poco a poco, como hipnotizado por la brillantez del paisaje, fue sumiéndose en un limbo de quietud contemplativa.

En ellas habían colocado los antiguos á Eolo, señor de los vientos; en ellas está el Stromboli vomitando enormes bolas de lava, que estallan con un estrépito de trueno. Las escorias volcánicas vuelven á caer en las chimeneas del cráter ó ruedan por la pendiente de la montaña, sumiéndose en las olas.

De vez en cuando se permitía acompañar a sus amigos en alguna escapatoria, sumiéndose en la vida alegre y amorosa del barrio. Gastó los codos de sus mangas en las mesas de las cervecerías. La Mimí de Murger pasó varias veces ante él menos melancólica que en la obra del poeta, y el ex seminarista tuvo sus idilios de una tarde de domingo en los bosques inmediatos a París.

La accidentada navegación con los piratas fue la última y más penosa aventura de don Alonso. Autoritario y duro, quiso tomar el mando apenas se vio sobre la cubierta del buque, imponiendo su disciplina a Talavera y sus bandidos. Pero éstos se sublevaron contra él y lo metieron en la cala cargado de cadenas. A pesar de esto, el prisionero no cesó en su brava actitud, asegurando que había de ahorcarlos a todos apenas llegasen a tierra. Y tanto era su prestigio, que no se atrevieron a hacer nada contra él. Muchas veces le pedían consejo, por la experiencia que había adquirido en las cosas de la navegación, y le sacaban de su encierro para que dirigiese la nave. Acabaron por abandonar ésta en las costas de Cuba, y marcharon después meses y meses por la isla todavía inexplorada, deseosos de aproximarse a Santo Domingo, pero sin saber ciertamente adónde iban, sumiéndose en ciénagas, combatiendo a los indígenas o transigiendo con ellos, atormentados por el hambre, que mataba a muchos. En esta marcha desesperada, el cautivo Ojeda se veía elevado por sus guardianes al rango de jefe cada vez que había que combatir a un grupo indígena, tratar con un cacique benévolo u orientarse en el desierto de barrizales temblorosos que se tragaban a los hombres.

Ulises asentía á las reflexiones del cocinero, llevándose á la boca la primera cucharada con gesto interrogante... Luego sonreía, sumiéndose en gastronómica embriaguez. «¡Magnífico, tío CaragòlSu buen humor le hacía afirmar que los dioses sólo se alimentaban con arroz abanda en su hotel del Olimpo. Lo había leído en los libros.

Los inmensos espacios de terreno pantanoso, sobre los que se colocaban algunos troncos atravesados para facilitar la circulacion, eran sobre todo los tránsitos de peligro, porque donde llegaba á faltar un tronco caia luego la pobre mula, quebrándose la pierna, ó sumiéndose hasta los encuentros en el profundo lodazal.

Este coronel, siempre héroe, siempre entusiasta de las cosas de su profesión dijo Atilio Castro con sonrisa burlona. El llamado coronel se colocó casi de un salto, á pesar de sus años, junto á la ventana lateral más próxima. Alcanzaba á ver sobre el follaje del gran jardín en declive una pequeña sección del ferrocarril de la Cornisa sumiéndose en la boca ahumada de un túnel.

Después ya no vió nada y creyendo en un engaño del deseo siguió contemplando el paisaje, con mirada vaga, sumiéndose poco á poco en una dulce somnolencia. La joven despertó al sentir en su espalda la mano del aña.