United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Adelantose con prontitud el caballero impaciente. Y volvió a reinar el mismo silencio. El joven flaco siguió hojeando el libro de estampas, que era un tratado de indumentaria, sin hacerse cargo del minucioso examen a que le estaban sometiendo las dos señoras del diván. Era casi imberbe, dado que el tenue bozo que sombreaba su labio superior no merecía en conciencia el nombre de bigote.

El negro crespón que sombreaba su frente, sin ocultarla del todo, dejaba ver unos ojos rojos en que ya no había lágrimas y un rostro marchito, óvalo perfecto en que se veía, por decirlo así, incrustada una conmovedora expresión de dolor eterno. Al pasar ante el hermano, saludóla este con muestras de gran respeto, y la beata, ansiosa siempre de noticias, preguntóle su nombre.

La gente de Valencia que veraneaba allí miraba con curiosidad al viejo lobo de mar, sentado en un gran sillón bajo el toldo de listada lona que sombreaba la puerta de su casa.

La gaita y el tambor se perdieron por las retorcidas callejuelas de la aldea. Demetria, disipada ya por entero la nube de tristeza que sombreaba su alma, corrió á vestirse.

El que salió chiquillo volvía hecho un mancebo; venía crecido y guapo; negro bozo le sombreaba los labios; no había malogrado tantos afanes, y en él cifraban las buenas señoras toda su dicha. Ya estarían disponiéndose para ir a recibirle; ya le tendrían lista la alcoba y la merienda. ¡Ah! , todo quedaría dispuesto y bien arreglado.

Bajo el gran toldo que sombreaba este espacio aglomerábase el hedor sudoroso de una muchedumbre. El médico del buque y varios ayudantes, todos con blusas blancas, ocupaban el centro junto a una mesa cargada de botiquines. Y al son de la música pasaban los emigrantes en interminable fila, todos con un brazo descubierto que presentaba a la lancera del vacunador.

Una columna caída le servía de asiento y una campiña desolada de melancólico fondo. Sombreaba sus facciones de helénico dios un amplio chambergo y cubría sus vestidos con una túnica blanca, a modo de gabán de viaje. Con este exterior un tanto grotesco lo había representado el artista, soñando sobre las ruinas del agro romano.

Pues en el Retiro, mirando al estanque grande fijamente.... ¿Qué tienes, chica? Lucía, con los ojos cerrados, mortecina la color, se recostaba en el tronco del plátano que sombreaba el banco. Cuando abrió los párpados, la sombra de sus sienes era más marcada, y su mirar vago, como de persona que vuelve en de un síncope.

El cielo estaba nublado y tenía un color gris que sombreaba la gran plaza de Nieva. Las olas de la multitud se extendían por todo su ámbito con vaivén acompasado. Y la barca se alejaba, se alejaba llevándose para siempre su tesoro, precedida de una gran cruz de plata en medio de dos cirios encendidos. Dejó caer la cortina y arrojose de nuevo sobre el sofá, murmurando palabras incoherentes.

El bandido le estaría mirando tal vez por algún agujero; tal vez preparaba su escopeta para dispararla traidoramente desde uno de los ventanillos altos; ó instintivamente, con esa previsión moruna atenta á suponer en el enemigo toda clase de malas artes, resguardó su cuerpo con el tronco de una higuera gigantesca que sombreaba la barraca de Pimentó.