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Sea lo que fuere de esta tradición, ello es que La Tarasca, á que me refiero, es una serpiente de monstruosa magnitud, de vientre enorme, larga cola, pies pequeños, garras retorcidas, ojos amenazadores y boca horrible y proeminente; su cuerpo está sembrado de escamas.

Imposible parece que la muerte pudiese buscar un sitio más imponente, más agreste, más inhospitalario y más misterioso que aquel calcinado monolito que se mantiene en pie por un prodigio de equilibrio, evitando su desmoronamiento innumerables baletes, cuyas retorcidas y múltiples raíces constituyen otros tantos eslabones que encadenan una por una las infinitas grietas que el tiempo y las aguas han ido corroyendo en aquel fantástico sarcófago, á cuya entrada brama de continuo la salvaje voz del gran Pacífico.

Todo el pueblo se desvela En darle penas dobladas, Qual le da mil bofetadas, Qual sus blancas canas pela. Las manos que á Dios tuvieron Mil veces, hoy son tenidas De dos sogas retorcidas, Con que atras se las asieron. Al yugo de otro cordel, El humilde cuello lleva, Haciendo mil moros prueba, Quanto pueden tirar del.

El cabello negro y áspero tenía bastantes canas, y generalmente se veía la potente cabeza apoyada en una mano negra, tostada, cuyas venas retorcidas y tendones y músculos recordaban la mano que D. Quijote enseñó a Maritornes cuando lo colgaron del tragaluz de la venta. En un velador cercano tenía el guerrillero medicinas que tomaba cartas que leía, tabaco, un libro, un rosario y una pistola.

Rectángulos de tierra apisonada marcaban el emplazamiento de las baterías enemigas antes de retirarse. Encontró cañones volcados con las ruedas rotas, armones de proyectiles convertidos en madejas retorcidas de barras de acero, conos de materia carbonizada, que eran residuos de hombres y caballos quemados por los alemanes en la noche anterior á su retroceso.

Con serle tan conocido a Luz cuanto la rodeaba, todo le parecía nuevo, por más hermoso: hasta el piano le sonaba mejor. ¡Lo mismo que le sucedía en la casita de la azotea después de pasear con él por las veredas blandas y retorcidas de su edén! Ángel, después de dejarla sentada, había desaparecido del salón.

Atilio y el príncipe vieron á Lewis de pie ante el mostrador, bebiendo uno de aquellos whiskys que serenaban su ánimo y le permitían reanudar las retorcidas combinaciones que habían de devolverle su herencia paterna y restaurar su castillo. Le llamaron para enterarse de la suerte de la duquesa. Lewis se encogió de hombros con una expresión de escándalo y de protesta.

Sus cabelleras, fuertemente retorcidas, apelotonábanse sobre la testa con la forma del peinado frigio, y quedaba al descubierto, sobre el extremo de la espalda nacarada, cubierta de una película tenue y fina de melocotón sazonado, la nuca morena, de un delicioso color de ámbar, erizada de pelillos rebeldes y rizados que parecían estar puestos allí para estremecerse nerviosamente con los suspiros de amor.

Hay viejas cámaras con puertas cuadradas, con cerraduras chirriantes, con techos inclinados de retorcidas vigas, con lejas anchas, con armarios telarañosos que encierran un espejo roto, un velón, una careta de colmenero; con largas cañas colgadas del techo, de las que en otoño penden colgajos de uvas, melones reverendos, gualdos membrillos, manojos de hierbas olorosas.

Cuatro piernas cubiertas con ajustadas medias de arlequinados colores y largos borceguíes de retorcidas puntas en los pies, se movían á compás, sin que el matorral permitiese ver los cuerpos invertidos á que pertenecían aquellas extremidades.