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Sería curioso que alguien estudiase historia en Alejandro Dumas, geología y cosmografía en Julio Verne, sociología en Zola, en Bourget psicología, y patología interna en otros varios novelistas.

Cierta vez me propuse acometer una investigación científica de sociología comparada, y aun de etnografía, tomando como tema y punto de arranque las casas de huéspedes en España y en las naciones extranjeras.

El maestro Raimundico había leído no pocos periódicos y algunos libros, iniciándose en varias ciencias morales y políticas, y sobre todo en una novísima, que las comprende casi todas, y que se llama Sociología. Mas no por eso presumía de orador, de sabio o de hombre de consejos. Su orgullo se cifraba en ser hombre de acción y completamente práctico.

Fundamentos de la moral, vertida directamente del inglés, por Siro García del Mazo; 4.º, 1881, 5 y 5,50 pesetas. Los primeros principios, traducción de José Andrés Irueste; 4.º, 6 y 7 pesetas. Principios de Sociología; traducción de Eduardo Cazorla, 1883, 2 tomos 4.º, 14 y 15,50 pesetas. Pepita Jiménez; 2,50 y 3 pesetas. Doña Luz; 2,50 y 3 pesetas.

Realza, no menos que la revelación cristiana, la dignidad de los humildes esta nueva revelación, que atribuye, en la naturaleza, a la obra de los infinitamente pequeños, a la labor del nummulite y el briozóo en el fondo obscuro del abismo, la construcción de los cimientos geológicos; que hace surgir de la vibración de la célula informe y primitiva todo el impulso ascendente de las formas orgánicas; que manifiesta el poderoso papel que en nuestra vida psíquica es necesario atribuir a los fenómenos más inaparentes y más vagos, aun a las fugaces percepciones de que no tenemos conciencia; y que, llegando a la sociología y a la historia, restituye al heroísmo, a menudo abnegado, de las muchedumbres, la parte que le negaba el silencio en la gloria del héroe individual, y hace patente la lenta acumulación de las investigaciones que, al través de los siglos, en la sombra, en el taller, o el laboratorio de obreros olvidados, preparan los hallazgos del genio.

Entre un mamotreto momia y un gustoso tratado de sociología, recién salido del horno, el filólogo y el erudito eligen el primero. Entre un mancebo apolíneo y un vejete horrendo, de verrugosa nariz, el pintor elige el segundo y disputa de buena fe que es más hermoso pictóricamente. ¡Qué aberración! Pero hay algo que me exaspera aún más.

Es un poco difícil determinar los orígenes y causas de esta desventura. Por regla general, se debe a que la «planchadora» no ha sido muy favorecida por la naturaleza. No pretendemos hacer ningún descubrimiento que merezca integrar las páginas de un texto de sociología, diciendo que suele haber más «planchadoras» entre las feas o poco agraciadas que entre las bonitas.

Les interesaba la cuestión social como algo positivo relacionado con su bienestar; pero por más esfuerzos que hicieran los oradores por exponer las generosidades de la sociología revolucionaria, la gente sólo veía la ventaja de aumentar en unos cuantos reales el jornal y trabajar alguna hora menos... Pero se hablaba del jesuíta, del fraile, del cura, y la muchedumbre se ponía instintivamente de pie, con nervioso impulso, y brillaban los ojos con el fulgor diabólico de una venganza secular, y sonaba estrepitoso el trueno del aplauso delirante, y se levantaban los puños amenazadores, buscando al enemigo tradicional, al hombre negro, señor de España.

Para estas conjeturas de lo que su padre había sido y había pensado, Bonis se servía de multitud de recuerdos ahora acumulados y llenos de sentido; pero a lo que no llegaba con ellos era a vislumbrar en sus hipótesis históricas, en su recomposición de sociología familiar, la lucha que el padre debía de haber mantenido entre su desencanto, su miedo al mundo, su horror a las luchas de fuera y la necesidad de amparar a sus hijos, de armarlos contra la guerra, a que la vida, muerto él, los condenaba.

Y el más interesante problema de sociología argentina podrá ser planteado en estos términos: ¿por qué éramos todavía semibárbaros en la primera mitad del siglo pasado, después de 1.500 años de cristianismo forzoso, y somos ya algo más que semicivilizados con sólo 50 años de instrucción casi obligatoria?