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Las tres novelas que fijan rotundamente la orgullosa personalidad de Mirbeau, son «El Calvario», libro admirable, según Bourget, «por la sencillez magistral de la factura, sus asuntos de punzante sinceridad y el valor con que desnuda las más secretas heridas del alma».

La democracia y la ciencia son, en efecto, los dos insustituíbles soportes sobre los que nuestra civilización descansa, o, expresándolo con una frase de Bourget, las dos «obreras» de nuestros destinos futuros. «En ellas somos, vivimos, nos movemos». Siendo, pues, insensato pensar, como Renán, en obtener una consagración más positiva de todas las superioridades morales, la realidad de una razonada jerarquía, el dominio eficiente de las altas dotes de la inteligencia y de la voluntad, por la destrucción de la igualdad democrática, sólo cabe pensar en la educación de la democracia y su reforma.

Suele, en su presunción de psicólogo, hacer análisis que no están en la persona analizada, sino en él mismo. Ha leído algunas novelas modernas, probablemente de Bourget, que se ha ocupado mucho de psicología femenina, con sutilezas generalmente exentas de verdad y de sencillez.

Sería curioso que alguien estudiase historia en Alejandro Dumas, geología y cosmografía en Julio Verne, sociología en Zola, en Bourget psicología, y patología interna en otros varios novelistas.

Tales son Bourget, Richepín, Taine, Renán, Littré, Claudio Bernard, Flaubert, Pablo de Saint-Víctor y Víctor Hugo. Aunque yo no he leído ni estudiado detenidamente todo cuanto dichos autores han escrito, conozco de ellos lo bastante para tributarles el más rendido homenaje de mi admiración, poniendo sobre todos a Renán como prosista, y a Víctor Hugo como poeta.

A lo que no nos allanamos y a lo que yo no me allano, es a que este novelista haya aparecido ya, y menos a que sea Tolstoï, Bourget o Zola.

Todas estas prendas lucirían, sin embargo, mucho más en usted y darían más sazonado fruto, si la lectura de ciertos libros extranjeros que están de moda, como los de Bourget, Marcelo Prévot y D'Annuncio no pesasen sobre la condición propia del ingenio de usted, llevándole por caminos muy otros de los que espontáneamente hubiera seguido.

Así, Bourget se inclina a creer que el triunfo universal de las instituciones democráticas hará perder a la civilización en profundidad lo que la hace ganar en extensión.

Así de los especuladores de Chicago y de Mineápolis, ha dicho Paul Bourget que son a la manera de combatientes heroicos en los cuales la aptitud para el ataque y la defensa es comparable a la de un grognard del gran Emperador.

Por esto me pareció falso, infundado e injustamente depresivo para el ingenio y la cultura de los españoles, el sostener que las antiguas novelas son superficiales y epidérmicas, y que desde Bourget, Tolstoï y otros franceses y rusos se emplea para escribir novelas un arte nuevo, exquisito y profundo, por cuya virtud se logra que los lectores sientan y piensen mil y mil cosas inauditas, inefables y enteramente escondidas antes en las entrañas, en los abismos, en el centro inexplorado y tenebroso del alma humana.